
La elección de un papa es uno de los procesos más solemnes y enigmáticos del mundo. Cuando el trono de San Pedro queda vacante —ya sea por la muerte o renuncia del pontífice—, comienza una serie de rituales y procedimientos establecidos que culminan con la designación del nuevo líder espiritual a través del cónclave.
La Sede Vacante
La elección de un nuevo papa comienza oficialmente cuando se declara la Sede Vacante, es decir, cuando la Santa Sede se queda sin un pontífice.
Si el papa ha fallecido, se realizan nueve días de misas y ceremonias fúnebres. Si ha renunciado, como ocurrió con Benedicto XVI en 2013, el proceso se activa en el momento en que se hace efectiva su dimisión.
Durante este período, el Colegio de Cardenales, conformado por los principales consejeros del papa, se reúne para preparar el cónclave, la reunión donde se elegirá al nuevo pontífice. Solo los cardenales menores de 80 años tienen derecho a votar.
El cónclave: secreto y tradición
El cónclave se celebra en la Capilla Sixtina, en el corazón del Vaticano. Los cardenales electores son encerrados sin contacto con el exterior, en un ambiente de oración, reflexión y debate. La palabra “cónclave” proviene del latín cum clave, que significa “bajo llave”.
Cada día se realizan hasta cuatro votaciones (dos por la mañana y dos por la tarde), en las que cada cardenal escribe su elección en una papeleta que luego deposita en una urna. Para ser elegido papa, un candidato debe recibir una mayoría calificada: dos tercios de los votos.
La señal del humo
Después de cada votación, las papeletas se queman. Si no se ha elegido papa, se agrega una sustancia química a la quema que produce humo negro, el cual se ve salir por la chimenea de la Capilla Sixtina, anunciando al mundo que no hay nuevo papa. Cuando se alcanza un acuerdo, el humo es blanco: habemus papam.
El nuevo papa
Una vez elegido, el decano del Colegio de Cardenales pregunta al elegido si acepta su elección y qué nombre desea tomar. Si responde afirmativamente, se convierte en el nuevo papa de inmediato. Luego se viste con las vestiduras papales y se presenta en el balcón central de la Basílica de San Pedro, donde el cardenal protodiácono anuncia: “Habemus Papam”, seguido del nombre del nuevo sumo pontífice. (I)
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