Líder trascendente

Edgar Pesántez Torres

Un líder contemporáneo fue el uruguayo José A. Mujica C., conocido como “Pepe” Mujica. Un estoico del siglo XXI, cuya austeridad no fue pose, sino convicción; cuya palabra no fue consigna, sino reflexión. Él comprendió que todos los seres humanos anhelan ser felices, pero que suelen perderse en la búsqueda, porque cuanto más se persigue la felicidad como un fin en sí mismo, más se diluye su esencia. Evidentemente, la dicha no se compra, ni se impone, ni se encuentra en el poder económico, político o en la vanidad del ego.

En 2014 mi hija encontró a don Pepe Mujica en un bar de Colonia del Sacramento, disfrutando de una cerveza. Con recelo se le acercó, lo saludó, y él, con esa naturalidad desarmante la abrazó, se tomó una foto y envió saludos a los ecuatorianos, a través de ella. Al regreso a su país de residencia, Carlita me obsequió el libro ‘Memorias del calabozo’, de Eleuterio Fernández Huidobro, con prólogo de Eduardo Galeano. En él se relata la historia de los Tupamaros, grupo insurgente cuyos miembros, entre ellos Mujica, Wasem, Sendic, Manera, Marenales, Zabalza, Engler, Mauricio Rosencof y el propio Huidobro, fueron encarcelados y torturados. La resistencia fue su escuela, el sufrimiento su forja, y el perdón, su victoria más profunda.

En 2017 fui a la tierra del líder de la “Banda Oriental”, José Artigas, con la intención, entre otras, de saludar en persona a este líder que alguna vez declaró, con dolor, su arrepentimiento por haber empuñado las armas y haberse excedido en contra sus propios compatriotas. Visitamos el majestuoso Palacio Legislativo, en la Avenida de las Leyes, espacio abierto y democrático. Pero ese día, Mujica no asistió a la sesión de senadores. Ya al anochecer, intentamos llegar hasta su humilde residencia en “El Cerro”, pero nos advirtieron que, a esa hora, la zona era insegura.

No volví al país con las manos vacías, adquirí ‘Una oveja negra al poder’, libro escrito por A. Danza y E. Tulbovitz, en el que se revelan las confesiones e intimidades de Mujica y se dibuja el perfil de un hombre que se hizo desde el barro de la historia. En la página 50, me resuena la frase: “A mí me tendrían que hacer un monumento, porque soy el único tipo en la política uruguaya que dice lo que piensa. Pero a veces es muy incómodo decir lo que se piensa. El asunto también es que tengo marcha atrás, porque no soy FANÁTICO. Soy apasionado, pero no FANÁTICO…” (O)

Dr. Edgar Pesántez

Médico-Cirujano. Licenciatura en Ciencias de la Información y Comunicación Social y en Lengua y Literatura. Maestría en Educomunicación y Estudios Culturales y doctorado en Estudios Latinoamericanos.

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