Inti Raymi: la danza solar de los Andes

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En la vasta geografía de los Andes, donde el cielo se funde con la tierra, el Inti Raymi —la Fiesta del Sol— emerge como una de las celebraciones más antiguas y significativas de la cosmovisión andina. No se trata solo de un rito agrícola o de una festividad cultural: es, esencialmente, un diálogo entre el ser humano y el cosmos, una sincronización con el calendario celeste, un reconocimiento del lugar que ocupamos en el sistema solar.

Celebrado cada 21 de junio, durante el solsticio de invierno austral, el Inti Raymi marca el día más corto y la noche más larga del año. Para los pueblos originarios, esta no era solo una curiosidad astronómica, sino un momento sagrado: el Sol, fuente de vida, se alejaba, y por ello era necesario honrarlo, convocarlo y agradecerle para que retorne con fuerza y fertilidad.

El sistema solar, con su danza de ciclos y órbitas, era observado y entendido desde hace siglos con precisión milimétrica por las culturas andinas. Inti, el dios Sol, no solo iluminaba los campos, también guiaba las siembras, marcaba los tiempos del descanso y el trabajo, y gobernaba sobre la salud espiritual de la comunidad. Los templos solares, como el Coricancha en Cusco, estaban perfectamente alineados con los movimientos del astro rey. Era ciencia y espiritualidad a la vez.

Hoy, en pleno siglo XXI, el Inti Raymi renace no solo como acto de memoria cultural, sino como una reconexión con los ritmos naturales. En un mundo que corre al ritmo de algoritmos y relojes digitales, esta festividad ancestral nos recuerda que vivimos dentro de un sistema mayor, donde cada solsticio, cada eclipse y cada amanecer tienen un mensaje. (O)

Ing. Marco Piedra

Ingeniero Comercial. Doctor en Ciencias Económicas y consultor corporativo. Autor de varios libros y publicaciones científicas. Profesor universitario y director corporativo de un grupo empresarial.

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