La movilidad es uno de los grandes conflictos que aquejan a la humanidad. La población se concentra en las ciudades (60 %) es urbana. Hace 50 años este porcentaje no alcanzaba el 30 %. Así también el número de vehículos se incrementó agresivamente, por necesidades como ahorro de tiempo, incremento de distancias a recorrer, etc. Las vías son estrechas, insuficientes en proporción al parque automotor. Es de recalcar, que el número de motocicletas se ha elevado de manera gigante, sólo con ver el número de éstas que se encuentran retenidas en los espacios de la EMOV y las que circulan por la ciudad, esto nos instruye el problema que ha surgido en este siglo, con el abuso de estos aparatos, cuyos conductores mayoritariamente son irrespetuosos en todo lo referente a legislación de tránsito, señalética, respeto al peatón, semáforo, etc, etc. Siendo actores de un verdadero caos con alto riesgo de accidentabilidad, agresión a vehículos y sus conductores, circulación sin dios ni ley por ambos lados de la fila vehicular, subida en aceras peatonales, cruces raudos y agresiones en grupo cuando ellos son los causantes del accidente, buscando a toda cosa obtener dinero, asistencia médica y amenaza. Las luces de las motocicletas son elevadas y agreden directamente a los ojos de quienes conducen en sentido contrario.
La mayoría de los conductores no hacen de las luces direccionales. Las intermitentes consideran que les otorgan el permiso de parquear en donde se les ocurra, ocasionando obstrucción en la fluidez. Algunos irrespetuosos, instalan luces LED por metros y ocasionan molestias a los demás. Tremendo el uso del celular e incremento de accidentes por tal razón.
El miércoles, 18 de junio, 7H30 pm, circularon por el parque Calderón, dos motocicletas SIN SILENCIADOR, agrediendo a los oídos de quienes caminaban por el centro citadino. Se dice existe legislación sobre el ruido. ¿quién vigila y sanciona su irrespeto?. No existen policías ni vigilantes como antaño, la ciudad está desprotegida en muchos sentidos. No existen cámaras que sancionen a los miles de infractores, incluido los agresores del equipo tranviario. Lo pecuniario enseña. (O)