Voy reafirmando mi convencimiento de que todo niño y adolescente debería experimentar al menos un arte alguna vez en su vida, y si usted, querido lector, no lo ha hecho, también puede hacerlo. He validado que a través del arte los niños expresan sus emociones, liberan su ser interior y comienzan a generar nuevas expectativas y complementos de lo que desean hacer en sus vidas. Pero asimismo he aprendido algo nuevo, y hoy, doy importancia a una palabra de la primera idea: Experimentar.
Hay un toque de libertad en ese experimentar bajo un “intentar.” De la manera más simple, es sentir o presenciar algo en un instante. Parece contradictorio que, al mismo tiempo, la experiencia se trata de tener una práctica prolongada de algo que proporciona conocimiento. Y si quiero encontrarle aún más formalidad, la experimentación conlleva comprobaciones científicas. Lo que quiero, es que observemos la base, nada más que vivir algo. Para ello, los talleres vacacionales son perfectos.
En esos espacios creamos con nuestras manos una obra, un detalle, y ampliamos nuestro conocimiento artístico, pero sobre todo activamos los sentidos de manera exponencial. Tocar la arcilla, mancharse los dedos, sentir la tecla del piano, mover los pies a ritmo, nos brinda la conciencia de lo que somos y podemos hacer. Hay talleres semanales o diarios y esto permite liberar tensiones, no hace falta nociones previas, y si no mismo es algo a gusto, pronto terminará. Noté que inscribir a mis hijos en un curso de modalidad escolar, les ponía automáticamente en el modo “responsabilidad” y todos en casa entramos en la alerta de organizar horarios, traslados, distancias de una academia a otra, comidas al apuro, y esa errada sensación por demostrar que se es bueno en algo, bloqueando así su aceptación a probar algo nuevo.
De ahí que, al quitar el concepto escolar y la obligación del cumplir rutinas en el largo plazo, deberes, y apuros, se abre paso a un “sí, intentaré.” En vacaciones se puede descubrir gustos, dones, y a los próximos artistas. Permita a sus niños participar de esos talleres. Varíe, que prueben arte plástico y visual, la cocina, la música, el baile, la literatura, el deporte, y hagan visitas a museos, granjas, zoológicos… Se sorprenderá de los resultados, y nos dan eternas y bellas memorias. (O)