Pretender una sociedad justa que garantice la paz ciudadana, la vida y los bienes jurídicos que el derecho debe proteger sin poner reglas claras, precisas, expresas y definidas por el mínimo sentido de responsabilidad social es realmente una tomadura de pelo, es pretender escribir sobre el mundo sin pensar en su realidad y las circunstancias objetivas que hacen la buena vida humana, pero hoy vemos como se libera sin más a los delincuentes y recurren a los grilletes, por presunción de inocencia, aplicados a favor de tanto incriminado que ha sido detenido infraganti ¡que absurdo! O, se distorsiona el hábeas corpus por supuestas dolencias del convicto y, con simpleza, llamar “Persona Privada de Libertad” a los PPL de la fábula del prevaricato a quienes han sido sentenciados en el respectivo juicio penal, así son los hechos, que exigen por decencia institucional reformar a fondo el Código Integral Penal y por sentido de respeto a nuestro destino humano legislar la Constitución que el Ecuador requiere y al hacerlo, hacerlo bien, todo dentro de la ley, nada fuera de ella, con la precisión jurídica que la historia nos exige.
En muchos artículos de opinión se critica al Presidente de la República por los proyectos de ley calificados de urgencia económica en función de recuperar la integridad del Estado más que amenazado por las mafias, sometido por el terror que las bandas criminales siembran en el país desde las cárceles, controlando barrios y ciudades, tal como acontece en la ciudad de Durán, o en la misma capital o el puerto de Manta o Guayaquil o el cantón Ponce Enríquez, las zonas de sembríos clandestinos de droga en Rumichaca, Sucumbíos y Orellana. Por el camino de la mano blanda para el delito se alienta el atentado y el terrorismo criminal.
DURA LEX, SED LEX nos dicen los juristas desde los años primigenios del Derecho, allá en la Roma clásica. Ese es el camino. (O)