Se repite en nuestra hermana República de Colombia con Miguel Uribe Turbay, lo que ya pasara hace apenas dos años en el Ecuador con Fernando Villavicencio. ¡Ahora, un nuevo magnicidio! Es inadmisible que personas con aspiraciones políticas en atención de su preparación y conocimientos de la acción pública, puedan ser eliminados del panorama nacional o regional.
En Villavicencio fue inmediata la pérdida de vida luego de la agresión sufrida. En Uribe, una larga agonía de dos meses que, pese a las insistentes tentativas médicas, el desenlace se produjo dejando dolor y rechazo. ¡Deplorable violencia en nuestros dos países! Los mejores perfiles deben ser eliminados por los opositores para que impere la violencia armada en Latinoamérica. Se ha generado, con toda razón, el repudio mundial, a esta suerte de atentados a la democracia instituida y a la paz de nuestros pueblos.
En el homicidio de Miguel Uribe Turbay se registra un muchacho de apenas 15 años, quién asume este crimen en forma de sicariato y deja tras de sí, un magnicidio digno de investigación y futuras previsiones, dada la cobardía de quienes contrataron a un tierno adolescente, para disparar contra el político colombiano.
Lamentamos y repudiamos este terrible crimen que instaura el luto en Colombia, como ya lo vivimos en Ecuador, con Fernando Villavicencio. ¡Latinoamérica clama por que la violencia implementada en nuestros países dé paso a la integridad de una sociedad ávida de respeto y de tranquilidad! (O)