‘Ecuador es lo que somos´

 Desde siempre se buscaron las causas o los por qué de aquello que nos sucede; bien vale entonces intentar respuestas y no vivir en un estado caótico, desorientados o, lo que es peor, alejados de nuestra salud emocional.

Hace unos días, en una de esas tardes propicias para la reflexión y cerca de amigos, de viejos amigos a más de avanzados en edad, hablamos de un tema que en realidad no debiese interesarnos demasiado porque, vivencialmente hablando, ya no es de nuestro interés existencial, pero, y los peros siempre aclaran circunstancias, nos interesa aún mucho él Ecuador que nos acogió durante toda una vida y nos preocupa que en el ocaso de nuestras existencias empecemos a ser testigos de comportamientos que desquician los  cimientos de nuestra nacionalidad.

José Antonio, uno de los contertulios, refirió que nuestro expresidente Osvaldo Hurtado había mencionado que Ecuador es lo que somos sus hijos, que no se debe andar en busca de causas foráneas si antes no analizamos en profundidad lo nuestro: cómo somos y cómo pensamos, cuáles son nuestras convicciones y cuales son nuestros comportamientos sociales. “El problema del Ecuador somos los ecuatorianos que somos unos malos ciudadanos”, son palabras sus palabras.

No he tenido tiempo de analizar, en profundidad, el pensamiento del doctor Osvaldo Hurtado Larrea, pero sí he desmenuzado sus implicaciones. Es muy frecuente escuchar a compatriotas, de toda edad, descontentos de la vida nacional, personas que critican con acidez a nuestras instituciones públicas, a nuestros ministros, legisladores, jueces, expresidentes, etcétera, es decir, en términos generales los ecuatorianos no estamos conformes con el comportamiento de nuestras autoridades y somos fáciles en tildarles de ineficientes y corruptas.

Una pregunta sencilla, de fácil respuesta: ¿quién puso a esos ciudadanos como autoridades, directa o indirectamente? La respuesta: fuimos nosotros quienes los elegimos gobernantes, quienes les dimos los poderes para conducir al país. Ellos se hicieron dignos de nuestro voto porque coincidían con nuestros anhelos y formas de pensar, es decir, ellos no son extraterrestres, son iguales a nosotros, gozan de nuestra confianza absoluta. Si echamos la culpa a los asambleístas de no legislar adecuadamente culpémonos primero por haberles elegido para esas funciones y luego pensemos, casa adentro, qué nos pasa, cuáles son nuestros valores y … todo lo demás. Ellos son lo que nosotros somos, ‘de tal palo tal astilla’. (O)

Dr. David Samaniego

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Fundador de Ecomundo, Ecotec y Universidad Espíritu Santo en Guayaquil. Exprofesor del Liceo Naval y Universidad Laica (Guayaquil), Rector del colegio Spellman (Quito) y del colegio Cristóbal Colón (Guayaquil).

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