En Ecuador, un país donde las diferencias ideológicas suelen convertirse en barreras para el diálogo, presenciamos una muestra de madurez política que merece ser aplaudida. Los tres alcaldes de las principales ciudades del país, Quito, Guayaquil y Cuenca, asistieron a una reunión con la Canciller Sommerfeld a nombre del Ejecutivo, porque coincidieron en un objetivo común: el bienestar de la ciudadanía. Dejaron de lado diferencias partidistas para enfrentar juntos los problemas que más afectan al Ecuador, fue una muestra clara de que la política puede y debe estar al servicio del bien común.
La visita del secretario estadounidense Marco Rubio y la reunión entre el Gobierno Nacional y los alcaldes constituyen un paso significativo para combatir el crimen organizado, el narcotráfico y la delincuencia, que representan amenazas directas a la paz y al desarrollo de Ecuador. Ningún nivel de gobierno, por sí solo, tiene la capacidad de derrotar estos flagelos, por eso, la coordinación entre el gobierno central y los municipios más grandes del país es clave para fortalecer la seguridad, compartir información estratégica, optimizar recursos y recuperar espacios públicos que han sido tomados por la violencia.
Este encuentro abre la posibilidad de construir una agenda conjunta con acciones concretas: más inversión en tecnología para la seguridad, programas sociales que reduzcan la violencia y acuerdos internacionales que respalden la lucha contra el narcotráfico. La ciudadanía exige soluciones y resultados sin confrontaciones. La unidad mostrada en este diálogo debe convertirse en un camino permanente: la política al servicio de la gente. Debemos devolverle al Ecuador la tranquilidad y la confianza. (O)
X: @monicabanegasc