Quienes siguen insistiendo en el interés o tinte político que tiene Quimsacocha, no han entendido nada, es que no tiene peso ni valor ya, porque lo que nos une al momento como ciudadanos, como cuencanos, está por encima de todo: intereses políticos, económicos, protagonismos; es más fuerte, más valioso que el oro, es la vida, es nuestra agua!
La posible agresión a nuestros páramos, a nuestros ríos, es de alguna manera o de todas, una afrenta a nuestra sangre y es que los cuencanos somos hijos de la montaña, y los ríos son nuestros hermanos, no es solamente que el agua sea indispensable para nuestra vida: riegos, cultivos, animales, desarrollo, bienestar, salud, ¡es que los cuencanos somos agua y somos agua de montaña!
Cuando defendemos nuestros páramos, nuestros ríos, defendemos quienes nos anteceden, de donde vinimos, de alguna manera consciente o inconsciente nuestra alma se rebela, se rebela porque nuestros orígenes están en riesgo de ser violentados, es nuestra sangre, es el ADN que nos une, ¡somos hermanos de agua!
La marcha del 16 de septiembre no es de colectivos, no es de partidos, no es política, es de hermanos, es la gran familia cuencana, ¡son los hijos de la montaña, hermanos de los ríos quienes protestan y se alzan! (O)