¡Final del partido, no va más! Al puro estilo del comentarista deportivo Fabián Gallardo, Luisa González dijo que ahí queda esa pavada. Ya no quiere saber nada de liderar la Revolución Ciudadana.
En una entrevista afirmó que sacó su RUC y que empezará a litigar. ¡Maravilla!
Voy a resumir la trayectoria política de la ex candidata a la presidencia del Ecuador. Fue funcionaria del Estado y ocupó cargos altísimos cerca de su amado Mashi. También fue asambleísta por Manabí.
Por azares de la vida o por palanqueo, no lo sé, fue elegida para la carrera de llegar a Carondelet pero le fue como en feria.
Analizo su gestión con un símil empresarial. Si hay problemas dentro de una organización que generan descontento interno y deserciones, hay una falla.
Si ese liderazgo provoca divisiones y fustiga públicamente a sus compañeros no es un problema de los militantes sino de la cabeza. CEO lo llaman los refinados. La terquedad del Mesías en proteger a la mimada desencadenó esos tristes episodios de un ocaso político.
En las últimas campañas electorales la Revolución Ciudadana se tiró las cuadras. Entre las principales ocurrencias estuvo lanzar la idea descabellada de que Ecuador necesita una especie de dolarización criolla, usar unos ecuadólares. Otra perla fue reconocer el régimen de Nicolás Maduro como presidente legítimo y constitucional de Venezuela.
La cerecita del pastel fueron los gestores de paz. No me vengan con el cuento. Querían imponer una especie de fuerzas paramilitares. Percibí que hubo dos versiones de Luisa en las elecciones presidenciales. En la primera se la mostró como lideresa que lucha por causas sociales y defiende los derechos de la familia.
En la segunda demostró una personalidad más desafiante y titiritezca, manejada milimétricamente por el encantador de borregos. En fin, suerte en sus proyectos mi estimada. ¡Hasta la victoria siempre! (O)