
En Cuenca, el agua no solo cruza la ciudad: la define. Los ríos Tomebamba, Yanuncay, Tarqui y Machángara dan sentido al nombre fundacional de “Santa Ana de los Cuatro Ríos” y marcan la vida cotidiana de sus habitantes.
Cada último domingo de septiembre se conmemora el Día Mundial de los Ríos, fuentes que son historia, paisaje, abastecimiento y, sobre todo, vida.
Pablo Mosquera Vintimilla, analista de monitoreo biótico de la Empresa Pública Municipal de Telecomunicaciones, Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Cuenca (ETAPA EP), explica que desde hace más de 30 años se realiza un seguimiento de los recursos hídricos de la ciudad.
“Se levantan indicadores físicos, químicos, bacteriológicos y biológicos. También se evalúan las riberas y el lecho de los ríos. Esto nos permite tener una radiografía completa de su salud”, señaló.
En los años 90, cuando todavía no funcionaba la planta de tratamiento de Ucubamba, los ríos recibían directamente aguas residuales de la ciudad. Las tuberías de desfogue aún se pueden ver en sectores como El Paraíso.
La situación cambió con la implementación del sistema de saneamiento ambiental y la planta, que empezó a operar en 1999.
“Hoy tratamos más del 90 % del agua residual que se produce en la ciudad. Eso ha permitido retirar contaminantes que antes llegaban a los ríos y mantener índices de calidad que no bajan de ‘media’, incluso dentro de la urbe”.
Índices de calidad
El monitoreo se traduce en un Índice de Calidad del Agua (WQI, por sus siglas en inglés), que permite categorizar el estado de los ríos entre: excelente, bueno, medio, malo y pésimo.
En las zonas altas, donde están las captaciones de agua, la calidad es “excelente” o “buena”, lo que garantiza su potabilización.
En áreas periurbanas, como Sayausí o San Joaquín, el índice baja a “medio” debido a actividades humanas. Ya dentro de la ciudad, los ríos mantienen una calidad entre “media” y “buena”.
“Cuenca no tiene ríos ‘malos’ ni ‘pésimos’. La ciudad ha logrado mantener estándares que se reflejan tanto en los índices como en la salud de los ecosistemas”, enfatizó Mosquera.
Actividad humana
El crecimiento poblacional, la ganadería, la piscicultura y el cambio de uso de suelo son algunas de las principales presiones sobre los ríos.
La actividad industrial, antes fuente de descargas directas, está ahora regulada mediante el Programa de Control Industrial de ETAPA.
En los últimos años también se han intensificado los estudios sobre metales pesados. Si bien estos iniciaron en 2010, desde 2023 se ampliaron los monitoreos a 79 estaciones en todas las cuencas hidrográficas.
“Podemos garantizar que el agua, tanto cruda como potable, no contiene elementos que afecten la salud. Sin embargo, la minería representa un riesgo porque puede liberar lixiviados”, advirtió Mosquera.
Mirada académica
Alex Avilés, profesor de la Universidad de Cuenca de la Carrera de Ingeniería Ambiental, resaltó que la ciudad mantiene una relación histórica y cultural con sus ríos.
“Desde tiempos ancestrales las civilizaciones se asentaron cerca del agua porque el agua es vida”, aseguró.
«Los ríos de Cuenca siguen siendo limpios en comparación con otras ciudades del país y del mundo. Eso es motivo de orgullo, pero también una responsabilidad”.
Desde la academia se han desarrollado estudios sobre calidad, cantidad de agua y riesgos hidroclimáticos. Sin embargo, Avilés reconoce una deuda pendiente.
“Lo que ha faltado es que esos estudios lleguen a quienes toman las decisiones. Necesitamos que la investigación sea parte de la gestión pública”, indicó.
El profesor advierte también sobre los efectos del cambio climático. “En 2023 y 2024 vivimos una sequía severa. La precipitación disminuyó y eso se tradujo en caudales bajos, humedales secos y ecosistemas afectados. En el otro extremo, también enfrentamos inundaciones. Adaptarse a esos cambios será clave”.
Ejes vitales del paisaje urbano
Más allá de los datos técnicos, los ríos son parte del día a día de la ciudad. El Tomebamba, con sus senderos, divide el Centro Histórico de la zona moderna.
El Yanuncay atraviesa parques como El Paraíso; el Tarqui se abre paso hacia las zonas rurales y el Machángara cumple un rol fundamental en el ecosistema urbano.
La memoria también los guarda. Andrés Martínez, investigador de la Universidad San Francisco de Quito, recuerda que durante la colonia se fundaban ciudades en lugares “abundantes en agua dulce”, una de las razones que llevó a elegir Tomebamba en 1557.
En la literatura, Jorge Dávila Vázquez evoca a los ríos: “Agua de Cuenca / y sus ríos tutelares / conduce dulcemente / hacia el futuro/ los sueños de esta tierra / y de su gente)”.
El Día Mundial de los Ríos busca resaltar su importancia para la vida humana y los ecosistemas. En Cuenca, la fecha invita a reflexionar sobre los avances, desafíos y responsabilidades compartidas.
“Los ríos no son canales de agua, son sistemas vivos con fauna, flora y dinámicas propias. Cuidarlos es asegurar no solo el agua, sino la salud de la ciudad y de las generaciones futuras”, concluyó Mosquera. (PNH)-(I)
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