El museo más importante y conocido del mundo, el Louvre, fue timado de la manera más escueta y profesional, vulnerando los intrincados sistemas de seguridad y antirrobos, que fueron inútiles ante la simpleza de las acciones de los ladrones claramente profesionales y expertos y la simplicidad y audacia más enorme, cosas que por simples y aparentemente imposibles, no fueron tomadas en cuenta.
El robo es tan espectacular, que, sin duda será tema de una película, pues desde 1911, año en el que desapareció la Mona Lisa, jamás se dio una cosa o intentos similares.
Las joyas recaudadas de la revolución francesa y de la época napoleónica y hoy sustraídas, como son: el fastuoso collar de María Luisa, tiara de la emperatriz Eugenia, collar de María Amelia y su corona, esposa del rey Luis Felipe I, joyas de un invaluable valor monetario y mucho más histórico, desparecieron en un movimiento de apenas 7 minutos y de la forma más simple y elemental.
Los ladrones fueron directamente donde querían pues la localización de su objetivo, lo puede obtener quienquiera con los múltiples planos fabricados para la columna interminable de turistas. Apegaron un camión con una escalera larga aparentando refacciones y mantenimiento, para llegar al 2 piso, en plena luz del día y con cientos, si no miles de visitantes y con un corta vidrios de efectividad infalible, cortaron la ventana e ingresaron a la carrera y se dirigieron con precisión quirúrgica a las vitrinas de su objetivo y rompiendo cristales, tomaron las joyas y salieron a la carrera, bajando por la misma escalera del camión y motos o automóviles les esperaban en la calle, para un escape fulminante y diestro. No sonaron las alarmas de movimiento de la gente, pues existía mucho público y visitantes y solamente se activaron al romper e ingresar a las urnas de las joyas.
Cabe pedir que, la policía de con los ladrones en máximo 24 a 48 horas, tiempo en que podrían estar enteras las joyas, luego de ese tiempo, serán convertidas en piedras sueltas y luego de desbaratadas, vendidas en el mercado negro, perdiéndose así un patrimonio del mundo.
Lo simple y aparentemente imposible se dio. Nadie podía sospechar que robaran a medio día y con el museo lleno de turismo. Los asaltantes estudiaron todo con minucia y optaron por lo más simple e inverosímil. (O)