Cada vez se vuelve más clara la turbulenta personalidad del joven Roy Gilchrist: “Estoy dispuesto a dar la vida por la Patria” –narcisista–. Se inventó un “nuevo” Ecuador, un “conflicto interno” y una lista de “enemigos” –mitómano, paranoico y delirante–. Usa narrativas distorsionadas para justificar sus impulsivas y agresivas acciones –manipulador–. Pide: “ya deme un descanso” luego de declarar: “ya hicimos lo más difícil, el IVA, la eliminación del subsidio al diésel” –egocéntrico–. Le estorba tanto la Constitución que quiere hacerse una a su medida –antinomista–. ¿Quién gobierna el país? La realidad virtual en la que se encuentra Roy Gilchrist está arrasando con el Estado ecuatoriano, su institucionalidad y sus recursos, llevándonos a ser parte de su macabro juego de monopolio en el que al Estado y al pueblo ecuatorianos les ha convertido en meras piezas para vender y comprar. Es una locura arrastrarnos a una Constituyente sin explicar y menos debatir qué cambios propone y cuál es su contenido. Es una locura “insinuarnos” que el IESS deje de prestar servicios médicos, o decretar que las organizaciones sociales dejen de actuar en asuntos ambientales. Roy Gilchrist sin vergüenza amenaza los derechos colectivos, sociales y de la naturaleza; pero que el presidente-dictador no se olvide que el Quinto Río marcó su rumbo en horizontes alejadísimos de la minería y que no dudará en mostrar su fuerza, su caudal, su poder. Cuenca dijo NO, Cuenca dice NO porque el agua, la vida y la dignidad están en mortal peligro. (O)
