La IA ya opera en aulas y laboratorios de Cuenca. Docentes universitarios de la ciudad la presentan como herramienta, exigen pensamiento crítico y ética, y apuestan por aprendizaje práctico, no atajos.
En Cuenca, la inteligencia artificial (IA) dejó de ser una tendencia momentánea. Se metió a las aulas, a los laboratorios y hasta a la forma de enseñar. La ciudad que un día fue llamada la Atenas del Ecuador empieza a dialogar con una nueva era: aquella donde la tecnología no reemplaza al maestro, sino que lo acompaña.
“Es una herramienta”, explica Roberto Fabián Landívar, docente de la Universidad del Azuay. “Optimiza procesos si se usa con pensamiento crítico; el riesgo es convertirla en una delegación cognitiva que haga todo por nosotros”.

Con más de quince años de docencia, Landívar subraya que el reto no es aprender a usar programas, sino aprender a pensar con ellos. “Para entender la IA hay que volver a los libros”, sostiene.
En la Universidad Católica de Cuenca (UCACUE), el trabajo con inteligencia artificial se ha vuelto cotidiano.
“La IA vino para quedarse. Es nuestro copiloto: asume tareas operativas y libera tiempo para enseñar mejor”, señala Leopoldo Pauta Ayabaca, decano de la Unidad Académica de Informática, Ciencias de la Computación e Innovación Tecnológica.
La institución ya utiliza herramientas que apoyan en la evaluación, el seguimiento de tareas y la tutoría personalizada.
“El docente sigue siendo el timón. La máquina no educa sola; lo hace el pensamiento crítico que hay detrás”, afirma.

Laboratorios y práctica real
En los laboratorios universitarios, el cambio es tangible. Natalia Peralta, ingeniera mecatrónica y docente, destaca que los estudiantes aplican la IA en proyectos prácticos de automatización y análisis de datos.
“Aquí comprueban cómo la tecnología puede resolver problemas reales. No es teoría: es práctica”, explica.
Para Peralta, el riesgo no está en la tecnología, sino en su mal uso.
“La IA miente si se le entrena mal. Hay que darle instrucciones claras y verificar la información. No puede reemplazar el razonamiento humano”.
Por eso, insiste en fomentar la ética digital y la responsabilidad en el manejo de estas herramientas, tanto en docentes como en alumnos.

Brecha digital y educación crítica
En Ecuador, el desafío es doble: aprovechar la innovación sin agrandar la brecha digital. Según datos recientes del INEC, el 66 % de los hogares tiene acceso a internet, pero el porcentaje baja drásticamente en zonas rurales.
En ese contexto, los especialistas advierten que la inclusión tecnológica debe ir acompañada de formación docente y pensamiento crítico.
Cuenca, históricamente reconocida por su desarrollo académico, ya empieza a marcar su propio camino. En la Universidad del Azuay, los docentes promueven evaluaciones orales y debates para evitar la dependencia de los sistemas automatizados.
En la Católica, se aplican modelos de aprendizaje adaptativo que analizan el ritmo de cada estudiante y ajustan el contenido según su desempeño.
“Las universidades que no integren la inteligencia artificial en sus carreras formarán profesionales sin valor agregado”, sostiene Pauta.
Para Landívar, el futuro no depende de la máquina, sino de cómo se la use: “La IA puede facilitar la tarea, pero la reflexión sigue siendo humana”.
Cuenca, fiel a su tradición educativa, va por el cambio.
Hoy se prepara para un escenario en el que la tecnología y el pensamiento caminarán juntos. Y la inteligencia artificial, bien utilizada, puede ser la aliada que impulse una educación más eficiente, inclusiva y actualizada para toda la ciudad. (I)
La Universidad de Cuenca impulsa una nueva era educativa con inteligencia artificial
La Universidad de Cuenca participa en el proyecto internacional GENIAL (Generando capacidades para la Educación en la era de la Inteligencia Artificial en Latinoamérica y el Caribe), financiado por la Unión Europea a través del programa Erasmus+.
El objetivo es fortalecer las capacidades institucionales, pedagógicas y tecnológicas en las universidades de la región, impulsando el uso ético, crítico y responsable de la inteligencia artificial (IA) en la educación superior.
Coordinado por la Université de Toulouse (Francia), el consorcio reúne a diez universidades de Europa y América Latina, entre ellas la Universidad de Cuenca y la UNAE, que representan al Ecuador.
Desde la U. de Cuenca, Jorge Maldonado lidera el diagnóstico regional sobre el uso educativo de la IA y el desarrollo de políticas de innovación en la enseñanza.
El proyecto incluye la creación del primer laboratorio universitario de IA generativa aplicada del país, enfocado en formación, investigación y prácticas pedagógicas con tecnología educativa. (I)
Cifras
- 66 % de los hogares tienen internet en Ecuador.
La falta de acceso limita la igualdad educativa y retrasa la integración plena de la IA en la enseñanza. - 3 docentes, una misma visión.
Profesores de las universidades de Cuenca coinciden: la IA debe ser herramienta, no reemplazo; su valor está en potenciar el pensamiento humano. 
Datos
- U. del Azuay: Promueve una IA donde el pensamiento crítico domine al algoritmo y potencie el razonamiento y la optimización.
 - U. de Cuenca: Lidera el proyecto GENIAL con la UE y crea el primer laboratorio universitario de IA del país.
 



			







