Nuestra entrañable y querida ciudad de Cuenca

Justo hoy, 3 de noviembre de 2025, se celebran 205 años de la independencia de Cuenca de la Corona Española. La sincrética sociedad que empezó a conformarse con la presencia cañari en este territorio, luego con la llegada de los incas y después con la conquista española, es a la que pertenecemos, de la cual somos parte y en definitiva, la que conformamos.

Hablamos español y estamos cobijados por el omnipresente catolicismo, elementos que han dado forma y son consustanciales a la simbiosis cultural a la que me referí. Existen nacionalidades indígenas y también lenguas que son propias de algunos de esos grupos que también son mestizos por la mezcla de sangre y cultura con otros pueblos indígenas y con otros grupos. En realidad, la pureza de raza aquí o allá, no se puede mantener como verdad irrefutable. Los europeos, se han movilizado de un lugar a otro en ese territorio, desde los inicios de los tiempos en esa región del planeta. Los franceses, alemanes, españoles y otros individuos de otras nacionalidades, son el producto del encuentro de culturas, cuya fusión dio como resultado razas y civilizaciones nuevas. 

Los españoles, a su vez, son consecuencia de la síntesis de varios pueblos y culturas, como los íberos, celtas, visigodos y romanos que, fusionados, dieron lugar a grupos castellanos, catalanes, gallegos o vascos. Además, y durante casi ocho siglos, los musulmanes estuvieron presentes en España, contribuyendo racial y culturalmente con la identidad de ese pueblo que, más tarde, llegó a América y aportó para la eclosión de una nueva sociedad cultural y étnica, nosotros los americanos. Que así nos llamamos todos y no solamente quienes se arrogan ese calificativo, tan desaprensivamente.

Voy a reproducir algunos extractos de otros tantos artículos de opinión publicados por quien suscribe esta nota, a lo largo del tiempo. Nací y he vivido acá. También he residido en otras ciudades del Ecuador y en otros países, lo que me permitió sentir aún más la “llacta” y apreciar el valor de lo nuestro. Siempre, mis raíces han estado presentes en lo que hago y soy. Mi barrio, el de las calles Gran Colombia y Juan Montalvo, mi escuela Federico Proaño, mi colegio Benigno Malo, mi universidad la de Cuenca. Y mi familia, de la que vengo y la que formé, todos somos de acá. Hoy, mis intereses ciudadanos siguen relacionados con nuestra cultura, historia y porvenir.

Comencé a publicar columnas de opinión solamente en el 2004, por invitación de la gente de diario El Tiempo de Cuenca y no me he detenido desde entonces. Hoy escribo columnas de opinión y notas como esta para El Mercurio. Además. escribo, desde hace ya casi diez años para El Universo de Guayaquil, así como para la edición local de Vistazo y, en idioma francés, para la “Newsletter” de bioética de la Unesco. Algunos de esos textos han tratado sobre Cuenca y sus características.

He seleccionado extractos de antiguos artículos relacionados con nuestra ciudad, para compartirlos nuevamente con quienes lean esta nota. Seguiré un orden cronológico, así:

El Tiempo de Cuenca

Abril de 2006. Título “Cuenca de los Andes”

“El entorno ambiental y paisajístico en el cual se asentó y vive Cuenca es privilegiado. Las montañas que rodean al valle guardan las fuentes de los cuatro ríos que atraviesan la ciudad purificándola. Si los chinos, creadores de tanta sabiduría práctica que une lo espiritual con lo cotidiano, hubiesen descubierto el vergel de Guapondélig, Tomebamba o Cuenca de los Andes, seguramente lo hubiesen relacionado con su concepto Feng Shui o arte de vivir armónicamente en relación con la naturaleza, en el cual el agua y el viento son fundamentales”.

Diciembre de 2011. Título “Cuenca, patrimonio espiritual”

“… Cada instante vivido es un milagro, cada manifestación natural o humana es digna de admiración y nos aproximamos mejor al misterio vital desde la perplejidad y el asombro. En nuestra ciudad, vivimos, en cierta medida, de esta manera. Los cuencanos estamos deslumbrados con nuestro entorno natural, social y cul­tural. Permanentemente, nos maravillamos de la belleza del paisaje y de las creaciones de los habitantes de esta comarca. Los ríos nos inspiran al igual que el sigsal o el capulí. Cantamos la naturaleza del colibrí y nos identificamos con el quilico y el gavilán. Alabamos el trazo de la ciudad, la arquitectura de sus viviendas y la teja nos parece hermosa”.

El Tomebamba en el sector del puente del Centenario.
 

El Universo de Guayaquil

Septiembre de 2016. Título: “Biósfera Macizo del Cajas”

“…La pesca deportiva de la trucha, especie introducida y viral­mente adaptada en riachuelos, ríos y lagunas de los andes ecua­torianos, responsable de la extinción del bagre nativo y principal depredadora de especies únicas de anfibios como el jambato de tierras altas, fue una de las actividades más atrayentes para los jóvenes cuencanos, tradicionalmente cautivados por el es­pléndido paisaje del Parque Nacional Cajas, en donde conviven especies únicas de insectos, anfibios, aves y mamíferos en un ambiente natural de plantas, flores espectaculares, arbustos, ár­boles y pajonales que pintan las rocas, las montañas y dibujan el paisaje. En el Cajas, el agua … es el recurso más importante del parque nacional y de los asenta­mientos humanos contiguos entre los cuales Cuenca, la cercana y dependiente urbe, es su principal beneficiaria”.

Vistazo, edición Cuenca

Junio de 2024. Título: “Las orillas de los ríos de Cuenca”

“… En todos ellos, en el Tomebamba, en el Yanuncay, en el Tarqui y en el Machángara, se han diseñado y construido senderos para peatones y para bicicletas que, ubicados en las dos orillas de cada uno de ellos, permiten caminar, hacer deporte, admirar sus paisajes o simplemente recogerse en la contemplación del fluir de sus aguas. Siempre, cuando pienso o hablo de este tema, recuerdo la novela Siddhartha de Herman Hesse, que da cuenta de la espiritual relación de su protagonista con las aguas de un río que eran observadas, escuchadas y respetadas por él y por su maestro Vasudeva. Ese río fue considerado por ellos como un ser vivo, que transmitía conocimiento y sabiduría. Nuestros ríos, para nosotros y para quien así lo quiera, también son fuentes de introspección, inspiración y aprendizaje”.

El Mercurio

Agosto de 2025- Título: “Masa crítica”

“… Con ocasión de la no consentida explotación minera en el páramo Quimsacocha, se ha puesto en evidencia la opinión ciudadana respecto a la inviabilidad del proyecto que el gobierno central apoya, alienta e impulsa… La masa crítica respecto al valor del agua y del medio ambiente, en Cuenca, no se reduce a un grupo pequeño de iluminados, activistas o intelectuales, sino que es la generalizada conciencia ciudadana sobre la importancia de la vida”.

Como se puede ver, soy un cuencano más que siempre ha rendido homenaje a la ciudad en la que nació. En esta ocasión, reincido y saludo a Cuenca nuestra amada ciudad, “La Atenas del Ecuador”, “La del quinto río” y la de “La marcha de los cien mil”, en su aniversario de independencia y de vida republicana.

“La marcha de los cien mil” es el ejemplo cabal de la identidad cultural de Cuenca que se unió en defensa del agua.

Si los chinos, creadores de tanta sabiduría práctica que une lo espiritual con lo cotidiano, hubiesen descubierto el vergel de Guapondélig, Tomebamba o Cuenca de los Andes, seguramente lo hubiesen relacionado con su concepto Feng Shui o arte de vivir armónicamente en relación con la naturaleza, en el cual el agua y el viento son fundamentales

Somos una sociedad que ha recibido los aportes cañari, inca y español. Nuestra cultura es rica y la “Chola cuencana” nos representa como pueblo
Dr. Juan Morales Ordóñez

Dr. Juan Morales Ordóñez

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