El sonido del río Yanuncay con el canto de las aves y las casas patrimoniales convierten el sector del Parque del Arco en un lugar privilegiado del área urbana de Cuenca.
El parque ocupa un espacio cercano a la intersección de las avenidas Loja y 10 de Agosto. En el pasado, el sitio formó parte del antiguo ingreso a la ciudad para quienes llegaban desde el sur del país.
En la avenida Loja se levantan un arco y una cruz, junto a una edificación construida hace más de 100 años. El arco, hoy integrado al parque que se inauguró el pasado 31 de octubre, perteneció a un antiguo canal que transportaba agua del río Yanuncay hasta una central hidroeléctrica que funcionó hasta hace algunas décadas. La cruz, de gran tamaño y color verde intenso, atrae la atención de los visitantes. A sus pies, los vecinos depositan flores como muestra de su profunda devoción católica.
El inmueble fue restaurado en 2017 y actualmente funciona como Centro Cultural Municipal del Artista.
Este espacio acoge diversas exposiciones, como la que se presenta en la actualidad, dedicada a relatar la historia del rock local.

En las salas se pueden apreciar fotografías que retratan a grandes figuras, captadas por conocidos fotógrafos de Cuenca. En el centro, además, se realizan conciertos de distintos estilos y géneros fomentando la diversidad musical.
En la parte alta se emplaza el Parque del Arco, construido con una inversión de 1,3 millones de dólares. El área cuenta con juegos interactivos para niños, máquinas de ejercicios, camineras y hasta un mirador desde el cual se puede apreciar el sur de la ciudad.
Sebastián Palomeque, de 11 años, recuerda que este lugar estuvo en abandono durante mucho tiempo, pero hoy se ha convertido en su sitio favorito.
Gastronomía

En la avenida 10 de Agosto, a pocos metros del parque, dos familias dedican su tiempo a preparar diversos platos típicos del chancho. En grandes pailas cocinan la fritada, el sancocho, papas locas, llapingachos y el infaltable mote que acompaña estas delicias.
Marcia Sarmiento y Mariana Piña son las propietarias de los locales que dan al sector un toque gastronómico especial.
Marcia cuenta que esta tradición tiene alrededor de 30 años y nació gracias a la iniciativa de Esperanza Piña, quien falleció hace cuatro años a causa de la COVID-19.
En los alrededores del Parque del Arco también se encuentra una reconocida iglesia cristiana, talleres de bicicletas, tiendas y otros negocios. Los vecinos esperan que se construya una segunda etapa del parque en los espacios verdes disponibles, con el fin de dinamizar la economía del sector. – (I)
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