Las formas importan, la firmeza y altivez no se demuestran gritando, ni faltando al respeto, como lo ha hecho el alcalde Zamora en contra de autoridades nacionales, lo que provocó que a la Sesión Solemne por los 205 años de Independencia de la Ciudad, no haya asistido ningún representante del Gobierno Nacional, lo que sin duda la deslució.
Una sesión solemne, es un acto formal, en el que el protocolo importa. En la del 3 de noviembre próximo pasado, el alcalde volvió a confundirse, cuando “sin venir a cuento”, hizo notar la ausencia de su cónyuge, señalando que “se debe a rechazar la persecución, porque ella fue la víctima de las decisiones que este alcalde tomó para defender el agua, porque contra ella se pegaron…no está presente porque le han herido en su corazón, prefirió estar con mis hijos, en su hogar, con sus padres”.
Con esas inoportunas expresiones, dejó muy mal parada a su esposa, más cuando no hay evidencia de que ella haya sido atacada. Si fuésemos mal pensados, diríamos que hizo un uso abusivo del atril y se enredó pensando que estaba en un concierto y podía hacer una declaración de amor o buscar una reconciliación. Lo del ramo de tulipanes en una butaca fue excesivo y de mal gusto.
No es la primera vez que Zamora irrespeta a la ciudad y al cargo que ejerce, aunque seguramente se debe a que para él es un hobby. (O)




