La campaña en redes impulsada por sectores de la sociedad civil tuvo un impacto decisivo, especialmente entre jóvenes y millennials, quienes buscaron información directa, lenguaje claro y propuestas conectadas con sus preocupaciones: empleo, seguridad, transparencia y futuro económico.
Este segmento votó con un componente emocional pero crítico, influido por contenidos digitales y narrativas ciudadanas más que por discursos tradicionales. Su inclinación hacia el -sí- o el -no- respondió a la desconfianza en la clase política, la necesidad de cambios estructurales y el deseo de participar sin intermediarios, confirmando que la comunicación digital es hoy el espacio central donde se disputa la gobernabilidad.
La consulta popular, como mecanismo de democracia directa, permite a la ciudadanía influir de manera inmediata en decisiones nacionales. Sus resultados envían un mensaje claro sobre prioridades y expectativas. El -si- otorga mandato para avanzar en reformas, mientras el -no- obliga a corregir el rumbo.
Frente a ello, el presidente debe ajustar su gabinete, abrir diálogo con quienes no apoyaron sus propuestas y preparar un escenario institucional sólido hacia las seccionales de 2027. Interpretar con madurez la voluntad popular es esencial para consolidar una democracia participativa y efectiva. (O)
X: @monicabanegasc









