La corrupción

Al hablar de las inmoralidades de funcionarios y gobernantes, muchas personas no se admiran porque, según ellas, “todos han llevado”. Alguna vez, al conversar sobre el nepotismo, tremenda forma de corrupción institucionalizada en algunos gobiernos, alguien dijo que “estaba bien que todos se ocupen en primer lugar de su familia”.

La gente ha terminado por aceptar la corrupción y la viveza criolla. El funcionario público va a un cargo para ver “cuanto puede llevar”. Si obtiene bastante dinero y no deja pruebas es un hombre brillante. Ese “hará carrera”, puede ser candidato para diputado, para ministro, o cuando menos aspirar a una embajada. Los que después de haber desempeñado la función pública se retiran con sus manos limpias, con la conciencia tranquila, “no valen para nada”. Se dirá que “no sirven”, que son como “perro de hortelano” qaue ni come ni d. “¿Para qué se va a desperdiciar oportunidades con esa clase de gente?”.

Quien hace mucho dinero, con buenas o malas artes, es más considerado que el pobre, así sea inteligente, capaz y sobre todo honorable. Las puertas de los mejores círculos sociales se abren para recibir al nuevo rico; no importa que su fortuna sea de dudoso o mal origen, abundan las invitaciones, los abrazos y los cócteles en su honor.

Debe haber sanciones duras para los delincuentes de cuello blanco. La corrupción tiene que ser sancionada además de con la cárcel, con la obligación de devolver los bienes cuya legal procedencia no pueda justificar de acuerdo con los ingresos declarados. La Ley de Extinción de dominio, no llega a estar vigente. Los bienes deben ser embargados para que el Estado recupere lo que se le ha perjudicado y evitar que fuguen los ladrones porque ellos son el mal ejemplo patente; la impunidad estimula el delito.

Si no se toma medidas enérgicas, la corrupción continuará en una sociedad en que lo más valioso es el dinero, sin importar si su procedencia es limpia o no. La gente honesta debería negar su trato a los delincuentes (así sean de cuello blanco o ricos) y a los corruptos, la justicia debe ser más severa con los que roban los recursos nacionales y nos privan de tener mejores vías, hospitales, escuelas… (O)

Dr. Marco Carrión

Dr. Marco Carrión

Médico desde 1968. Profesional en SOLCA y en el IESS, donde fue Director de la Regional 3. Fue Director del Hospital José Carrasco Arteaga y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cuenca.
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