La temporada de Carlos Alcaraz ha llegado a su fin, confirmando una vez más el ascenso del tenista murciano a la cima del tenis mundial. A pesar de una derrota en la final de las ATP Finals contra su gran rival, Jannik Sinner, y su posterior baja de la fase final de la Copa Davis por una molestia física, Alcaraz cierra la campaña con el objetivo más codiciado asegurado: terminar como el número uno del ranking ATP.
Esta temporada ha sido calificada por el propio Alcaraz como «brillante, pero no perfecta», y estuvo marcada por una profunda consolidación de su dominio junto a Sinner. La dupla de jóvenes talentos se repartió los cuatro títulos de Grand Slam por segundo año consecutivo. Alcaraz demostró su versatilidad y fortaleza mental al conquistar su segundo Roland Garros en la tierra batida de París y, posteriormente, levantar su segundo trofeo del US Open en el cemento de Nueva York.
Además de los ‘grandes’, el español sumó varios títulos importantes, incluyendo el ATP 500 de Rotterdam, el Masters 1000 de Roma y el ATP 500 de Queen’s. Su rendimiento en pista demostró una notable madurez, capacidad de adaptación a todas las superficies y una resistencia que le permitió llegar a los momentos decisivos de la temporada en plena forma.
Si bien la derrota en la final de Wimbledon ante Sinner y la ausencia en la Copa Davis pusieron el punto final a su año competitivo, el balance es excepcionalmente positivo. Alcaraz ha cimentado su estatus como la principal figura del tenis masculino y, a sus 22 años, se proyecta ya con el gran propósito de completar el Grand Slam de su carrera ganando el Open de Australia en la próxima temporada. (MAS)-(D)






