Cuando uno diseña un proyecto o asume decisiones respecto de una acción en la gestión, debe contemplar varias posibilidades, distintos caminos, escenarios diversos.
En algunas ocasiones se observan cuatro alternativas (caminos) y se elige la más efectiva; otras veces existen tres opciones y se asume la menos riesgosa pero deseada. En casos extremos hay una sola posibilidad, se escoge esa, pero además se crea, diseña o proyecta un sendero nuevo para transitar si la única vía fracasa o no ofrece los resultados esperados. En la gestión social siempre debe considerarse una alternativa adicional; en la gestión pública (léase, del Estado, aún más) siempre hay que tener un plan B.
El inmovilismo estatal es un error. No puede ser ese el camino. Como si se estuviera en una especie de resentimiento de niños que, cuando no reciben el juguete que quieren, se disgustan. Ya no miran. Ya no quieren ni hablar. Me refiero, por supuesto, a niños mal educados.
Luego de la consulta popular y del referéndum, a la luz de los resultados electorales, hay que tener un plan B. El Gobierno debe visualizar caminos de acción efectiva que superen la fabricación del enemigo constitucional y de las instituciones democráticas. Cuando uno pierde un vuelo en el aeropuerto no puede quedarse esperando ese vuelo que ya partió; debe apresurarse, activar modos de acción y efectividad para abordar otro que lo conduzca a su destino. La melancolía no sirve en un país con urgencias.
Insisto. Nombre un ministro de salud pública; desgine funcionarios formados. Apueste por talentos antes que por incondicionalidades que ciegan. Atienda la salud y su infraestructura. Lidere operativos de seguridad con las FF.AA. y la Policía. No tema a las conciencias despiertas: pueden ser sus aliados. Firme instrumentos de cooperación para la seguridad. Reformule, suprima e interprete obligatoriamente leyes desde la Asamblea con su mayoría. Resuelva los problemas de la gente con sentido patriótico del uso de los recursos. Extienda la mano hacia la unidad de la gente decente; no confronte con todos. Aléjese de los gestores de troles y banalidades mediáticas que le generan falsa realidad. Invierta en obra pública. Gestione la inseguridad con firmeza —y con esa misma firmeza— combata la pobreza, caldo de cultivo para los criminales. Piense en clave Patria y construya un plan B si no lo tiene. ¡Hay que ser serios! (O)
@jchalco










