Un estudio del Oxford Internet Institute (OII) revela que los grupos de delincuencia organizada (GDO) en Ecuador aprovechan plataformas como TikTok para reclutar a niños y adolescentes.
La investigación señala que uno de cada ocho videos consumidos por menores en esta red social está vinculado a grupos delictivos.
En estos videos se muestra un estilo de vida que incluye lujo, poder y respeto social.
Los autores del estudio señalan que este comportamiento replica lo observado en México, donde organizaciones delictivas emplean recursos visuales y códigos propios de la cultura digital para introducir sus mensajes.
Detrás de esos videos, explican los investigadores, hay un intento de presentar la actividad criminal como un estilo de vida deseable.
Se exhiben supuestos signos de riqueza, poder o reconocimiento, con el fin de construir una narrativa seductora alrededor de estas agrupaciones.
El estudio sostiene que la estrategia no solo apunta a despertar simpatía por la estética asociada al crimen organizado, sino también a normalizar comportamientos de riesgo: manipulación de armas, pertenencia a pandillas, actividades ilícitas y la idea de obtener ingresos sin considerar las consecuencias.
La alta circulación del contenido entre usuarios adolescentes incrementa el nivel de exposición de este grupo etario.
La reiterada presencia de estos mensajes en redes sociales puede convertir a los jóvenes en blancos de reclutamiento indirecto, especialmente en zonas donde la falta de oportunidades facilita la intervención de estos grupos.
Vulnerabilidades en el contexto ecuatoriano
La realidad económica de muchas familias en el país influye en la percepción de los adolescentes, quienes pueden interpretar la narrativa ofrecida por estas cuentas como un camino rápido para escapar de la precariedad.
La llamada narcocultura, ampliamente difundida en redes, refuerza esa imagen mediante la exhibición constante de lujos y dinero, en un entorno donde los sistemas de control de contenido suelen resultar insuficientes.
El informe enfatiza que enfrentar este fenómeno requiere acciones coordinadas: educación digital para menores y familias, mecanismos más rigurosos de supervisión en las plataformas y políticas públicas orientadas a bloquear las tácticas de captación que operan en el entorno virtual. (I)
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