Acabo de levantar cabeza. He pasado unas horas ‘cabizbajo y meditabundo’, como solía repetirnos un viejo maestro, siempre joven en mi recuerdo. Pienso que Ecuador sufre de carencia de tiempo o de ganas, quizá las dos, para detenerse a pensar y reflexionar sobre el día a día de su vida y también acerca del ayer y quizá, de manera muy especial, acerca del tiempo que está por llegar. No es nuevo lo que voy a decirles. De un tiempo acá no dejo de pensar en el Ecuador de más luego, a pesar de estar seguro que ya no estaré para verlo. Nuestra América latina perdió hace mucho el camino que conduce a la comprensión de urgencias; también se volvió ciega con todas las consecuencias de un ser que deambula cual ave extraviada.
No quiero, sin embargo, dejar de ver que nuestra América de un tiempo acá, ha comenzado a ensayar caminos de resurrección, diversos y acomodados a propias urgencias. Milei en Argentina comenzó siendo una voz estridente y aislada; hoy su tono es de mayor aceptación y sus metas más claras y precisas. Queda demasiado por hacerse en la pampa, otrora pujante y divertida; hoy aprende a caminar de nuevo, hacia una meta alcanzable. Bukele en Salvador es un personaje que ensaya soluciones inéditas para su pueblo y, al parecer, las soluciones llegan y también el beneplácito de casa y de la opinión internacional. Chile acaba de dar un golpe de gracia a todos los que convirtieron la política en un pasatiempo destructor de bienes y esperanzas.
¿Y nuestro querido Ecuador? Hay quienes no sacian aún sus más bajos apetitos y osan convertir sus apetencias en fórmulas de solución. Cuando el año está por terminar permítanme una reflexión.
A mediados de la próxima semana estaremos en Navidad. ¿Puede celebrar una noche de paz y de amor un país que anda revuelto, alimentado con viejos odios y replegado en un ego que concluye olvidándose de quienes pueblan Ecuador? ¿Es posible hablar de paz y de amor, cantar villancicos y desearnos felicidad cuando hemos dejado de mirar a quienes sufren, a los que perdieron vidas en refriegas sinrazón?
¡Que esta Navidad despierte nuestra solidaridad! Es hora de gritar en coro: SÍ SE PUEDE.
Algo debe cambiar en esta navidad. Que Dios nos ayude y que El sea nuestro vinculo de amor. (O)









