Diaspora

De muchas décadas atrás la migración de nuestra gente, especialmente del campo andino, donde la pobreza o miseria misma fueron una realidad insoportable y declarada incluso en nuestra literatura en forma magistral en algunas obras, miseria debida a muchos aspectos inevitables como la misma falta de producción de nuestra serranía, pobre en terrenos, su altura cercana con al cielo y por la escasa ayuda que los gobiernos podían dar o implementar para mejorar el sustento del campesino.

Rutina fue ver pueblos enteros en una lamentable soledad, especialmente de los hombres jóvenes, que con un morral y un pan se lanzan a peligrosísimas aventuras para lograr el sueño americano, que de lograrlo mejora la vida de su familia y mujeres en el pueblo olvidado, pero con una descomposición de núcleos familiares inevitable con el paso del tiempo, al ser abandonados por el migrante nuevamente en breve.

Hoy, con nuevos criterios políticos y drásticas sanciones implementadas por Trump, el panorama es más sombrío aun, pues el gran tío Sam, se encuentra en una ardua e inhumana labor de hacer redadas en busca de indocumentados, que son esposados como vulgares delincuentes y deportados inmediatamente a su país de origen en el primer vuelo que parte, sin miramientos ni congoja. Son tan grandes estas deportaciones que incluso el gobierno de EEUU comprara aviones específicamente para esta triste tarea, al resultarles más barato que pagar a aerolíneas establecidas. Muchos de nuestros compatriotas se encuentran de regreso y comprando su propio tiquete, con el obvio miedo de caer en una batida y lo más grave aún, es que, países como Chile y Perú considerados como hermanos, también cierran sus fronteras a indocumentados y expulsan a nuestros maltratados paisanos.

La compasión ya no existe en el mundo y la impotencia de poder conseguir trabajo y sustento digno en nuestros pueblos, aboca a que se tenga que buscar dinero en muchas de las cosas ilícitas y es donde el robo, la droga, el sicariato, nuestros grandes flagelos, toman fuerza y nos hunden sin remedio, pues incluso estas aberrantes delincuencias, se encuentran perfectamente ligadas y manejadas por grandes mafias transnacionales que vuelven la lucha para sofocarlas, en un verdadero campo de la más cruenta batalla, cosa a las claras visible en las masacres diarias en las calles especialmente de la costa, como en las cárceles manejadas íntegramente por los mafiosos y sus enormes capitales que todo lo compra. (O)

Dr. Aurelio Maldonado

Dr. Aurelio Maldonado

Médico otorrinolaringólogo. Profesor universitario. Presidente de varias instituciones y de Congresos. Escritor.
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