El Cajas

El Parque Nacional El Cajas vive en mi corazón desde 1963, cuando íbamos al Cajas con algunos amigos, como Galo “Chino” Carrión o Fernando Talbot. Allí nos recibían don Lizardo Guevara y mamá Lucha, quienes, junto con sus hijos, nos trataban con mucho cariño. En ocasiones dormíamos allí; nos brindaban un lugar en la cama común, sobre el suelo, con un colchón cubierto por las cobijas “tigre”. Desde la casa de don Lizardo emprendíamos el camino hacia varios destinos, pero antes mamá Lucha nos ofrecía un suculento desayuno con mote pillo. Desde esas épocas, El Cajas dejó en nosotros una huella profunda.

Las rutas preferidas eran la laguna La Toreadora, Luspa, la cumbre del Ávila Huayco, del Paraguillas o la cumbre del cerro San Luis. Por la portada de Alumbre llegábamos a Las Burines, y quienes alcanzaban la famosa Osohuaico o la cumbre del cerro Arquitectos Hernán eran considerados casi como héroes. También era muy grato llegar al pequeño y encantador caserío de Baute. Todas estas excursiones fueron calando en nuestro corazón y dejando una huella imborrable. El “Chino” Carrión decía que El Cajas y la montaña moldearon nuestro carácter.

Luego, el andinismo nos llevó a innumerables cumbres, quizá a todas las más altas. En el Colegio Borja, con Fabián Zurita, hacia 1965 formamos el Club de Andinismo El Sadday, para luego, en 1968, fundar el Club Sangay. Muchísimas veces regresamos al mismo Cajas, que nos hizo comprender la vida de la montaña y del campo. Nos enseñó las noches de luna llena, los amaneceres de sol radiante y los atardeceres. Nos enseñó a dialogar con la naturaleza, a tal punto que hoy vamos todas las semanas a disfrutar de su encanto. (O)

Dr. Nicanor Merchan Luco

Dr. Nicanor Merchan Luco

Periodista. Licenciado en Humanidades. Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Máster en Antropología del Desarrollo y Doctor en Arqueología. Se desempeña como director de El Mercurio. Escribe, principalmente, sobre temas ambientales.
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