Se cumple en esta semana, veinte años de la decisión de dolarizar que tomó el gobierno del Ecuador de aquel entonces. Jamil Mahuad al tomar esa medida enfrentó duras críticas que subsisten hasta hoy de parte de quienes consideran que fue una mala medida. Otros sectores más amplios y sobre todo la población en casi su total mayoría siguen considerando que la dolarización fue una medida acertada y que no haberse dado habría conducido a una crisis sin límite como secuela de la inflación. En todo caso junto a otras causas, generó la caída de Mahuad que había iniciado su mandato con una enorme popularidad luego de una exitosa alcaldía de la capital del país.
La situación económica y política del Ecuador en la segunda mitad de la década de los años noventa era tremendamente compleja. En pocos años se sucedieron cuatro mandatarios en una etapa inestable que comenzó con la caída de Abdalá Bucaram. El descenso de los precios internacionales del petróleo llegó a límites extremos y afectó a varios regímenes que debieron manejar ingresos con precios inferiores a los diez dólares por barril. Las crecientes demandas sociales chocaban con una caja fiscal paupérrima y partidos tratando de pescar a rio revuelto. La crónica incapacidad de buscar grandes consensos complementaba un cuadro socio económico de extrema gravedad.
Mahuad, más allá de los errores y desaciertos que cometió, debe ser reconocido por dos hechos fundamentales. El primero: la firma de la paz con el Perú, proceso que finalmente puso fin a uno de los problemas más graves que había tenido el país sobre todo a partir de mediados del siglo. La dolarización fue una medida difícil de tomar pero que salvó al país de un colapso. El Ecuador ha tenido varios y serios problemas económicos, pero ha logrado sortearlos en buena parte por la dolarización. La inflación que tanto mal causó y sigue causando en varios países, afortunadamente puso ser controlada en nuestro país. (O)