Negocio de alquiler de trajes para Carnaval va tomando forma

TRADICIÓN

A sus 87 años de edad, Luz González, cose cada traje de garota para los carnavales. ACR

Trajes de garota (reinas o princesas de Carnaval), taita carnaval (personaje central), Mama Negra y otras vestimentas se pueden alquilar desde los diez dólares en la tradicional calle La Condamine, de esta cuidad.

En uno de los locales, separados de la vereda con una gruesa tranca, desde hace unas cinco décadas la familia González se dedica al oficio de elaborar y alquilar este tipo de trajes típicos; y no solo por la temporada carnavalera sino en diferentes meses del año.

A sus 87años, doña Luz González Luna es la ancargada de coser todos los trajes, tiene una precisión increíble para ensartar el hilo en la aguja, sin lentes ni ayuda. Justo ahora está preparando los trajes de garota, ya tiene pedidos.

En su casa solo trabaja con una ayudante y su hijo, cada uno tiene una función específica con la tela “luego juntamos todo”.

Precios

Para este año, por el Carnaval decidió no subir los precios porque la mayoría de sus clientes son conocidos, dice.

Su vivienda es un gran taller, con cuartos en donde reposan varios trajes de Navidad, Pase del Niño y más fechas especiales.

Pero un espacio especial del patio de la casa esta destinado para guardar algunos objetos que han servido, en años anteriores, para el arreglo y diseño y de carros alegóricos; no solo hay gigantes, sino medianas y pequeñas estructuras de diversos materiales.

Los diseños de carros alegóricos pueden costar desde 100 dólares. El costo va a depender de cuatro factores, explica Patricio Durán, hijo de doña Luz: el tamaño del carro que lleva el cliente (cuesta más si son plataformas), el tema de la decoración, su significado y el gusto del contratante.

Por lo general, dice, el fuerte de su negocio en cuanto a la decoración de carros proviene de dos fuentes: algunas entidades públicas, en Carnaval; y, motivos religiosos. En los últimos años ha crecido la tendencia de algunas familias, por sí solas, de organizar eventos y mandar a decorar carros.

Para este tipo de decoración, Durán González explica que ya no solo están tres personas, sino sobre las diez que son contratadas, pues el acuerdo con el cliente es entregarle la obra el día y la hora acordadas.

En este negocio familiar, que aún no se ha constituido en una empresa, las manos que elaboran los trajes y diseños de carros son hábiles por experiencia.

Lo hacen, dice Patricio Durán, porque nos gusta y desarrollamos este arte toda la vida, no es por un momento; además son escuela de muchas personas que han pasado por el taller.

Madre e hijo consideran que tienen una buena clientela porque no se exceden en el cobro de los trajes de alquiler; ellos previamente estudian los precios que ofrecen otros almacenes y prefieren estar por debajo del nivel de costo exigido por los demás, pues estiman que así mantienen la fidelidad de sus clientes y captan a nuevos. (ACR)-(I)

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