Según datos ofrecidos por la Asociación Nacional de Productores y Exportadores de Flores del Ecuador (Expoflores) se ha registrado un crecimiento del 7 por ciento en las toneladas exportadas, en comparación con 2019.
Pero, en un comunicado, destaca que no fueron necesariamente «buenas noticias» ya que «al adelantarse la cosecha de San Valentín y haber sobreoferta de flor el precio de ésta se redujo sensiblemente».
El precio de la flor cayó por dos factores, explica la Asociación, «el adelanto de la cosecha por temas climatológicos, y la sobreoferta».
Preguntada la Asociación sobre los ingresos que ha generado esta exportación, dijeron que es un dato que se conocerá más adelante, cuando se tengan los «promedios» de precios a los cuales fueron vendidas.
El crecimiento en toneladas, que no en precio, fue parejo tanto en el mercado estadounidense como en el ruso.
Ecuador exportó cerca de 9.000 toneladas a Norteamérica, mientras que a Rusia fueron despachadas algo más de 7.000 toneladas; mercados ambos que representan más del 90 por ciento de las flores exportadas.
Asia y Australia representan el 3 por ciento, en tanto que el resto tuvieron como destino los países de Suramérica, con 559 toneladas este 2020, en comparación con las 482 de 2019.
Otro dato revelado por la Asociación es que el sector está transitando, poco a poco, hacia el transporte marítimo, alternativa menos costosa ante la elevación de los precios del flete aéreo.
En ese sentido, en 2020 se elevó la exportación de flor por barco en un 167 por ciento frente al anterior año, si bien este método de transporte sigue siendo una vía minoritaria de los productores.
Otro problema que se ha notado este año es la disparidad «entre la flor enviada y la registrada por este sector».
Los registros muestran una discrepancia entre el número de flores despachadas y las registradas oficialmente, lo que implica que una cierta cantidad del producto enviado al exterior pueda provenir de productores informales.
Para la Asociación, se trata de un riesgo para el que es uno de los productos premium del país, puesto que estos productores informales «no siempre cumplen normas de calidad» que «son obligatorias para los mercados a donde viaja el producto».
«Este es un problema que comienza a crecer en el Ecuador poniendo en peligro la exportación florícola como país de manera general», alertó Alejandro Martínez, presidente ejecutivo de Expoflores.
La amenaza, según el directivo, radica en que al haber producción que no se halla registrada en fincas formales, ésta podría estar reñida con las exigencias fitosanitarias que se convierten en barreras paraarancelarias al momento de exportar.
Ese riesgo genera preocupación al sector porque podría «abrir la puerta a una potencial exclusión de la flor ecuatoriana en los mercados mundiales por contravenir esas normas».