¿Qué pueden tener en común estos dos gobernantes? Son diferentes en muchos aspectos. Pero comparten la ninguna defensa y protección del ecosistema, de la naturaleza, del agua.
Claro que Bolsonaro no disimula para nada la ninguna importancia que concede a la protección de la selva amazónica ante la obscena ambición de los madereros, empresas petroleras y mineras que destruyen ese ecosistema tan importante. En tanto Moreno, en los escenarios mundiales a los que asiste puntual, se pronuncia por defender la naturaleza llegando a decir que la tierra no nos pertenece, que está en calidad de préstamo y que tenemos la obligación de entregarla a nuestros hijos igual que la recibimos. Pero, desgraciadamente, cuando regresa al país su gobierno sigue empecinado en las concesiones mineras y en la explotación petrolera en áreas de reservas naturales y fuentes de agua. Mira a otro lado ante la destrucción que cometen los madereros.
Tanto la Amazonía como nuestros páramos están en un proceso de permanente destrucción. El discurso de ambos mandatarios es que la destrucción es menor que lo que dicen los defensores de la naturaleza. Y ya vemos que la lucha de los defensores de la tierra es apenas para perder un poco menos, no para ganar, ante la arremetida de los explotadores amparados por esos gobernantes.
Las personas que viven en uno y otro país, los pueblos originarios cuyos antepasados cuidaron de la selva amazónica y de nuestros páramos están siendo eliminados a bala y con el incendio, junto con aquellos ecosistemas, y algunos se están corrompiendo con el mundo del comercio y de las mercancías.
Claro que no es la humanidad la destructora, apenas si es una parte de ella. Y contra esa parte, socapada por los gobernantes antes mencionados, es que tenemos que enfrentarnos porque ahora se lucha por la supervivencia. (O)