La ciudad ecuatoriana de Ambato se prepara para recibir en los próximos días miles de visitantes en su emblemática Fiesta de las Fruta y de las Flores, que marca la reconstrucción de la urbe andina tras un devastador terremoto en 1949.
La edición número 69 de esta celebración que engalana las calles de Ambato de coloridas flores y frutas de la región montañosa, se inicia el viernes y se prolongará hasta el próximo martes, este año bajo el lema, «Rescatando el pasado, construyendo el futuro».
Esta festividad que se ha ido consolidando con los años como uno de los certámenes más importantes en decoración florícola, trata de rescatar el espíritu y orgullo con el que la ciudad andina se reconstruyó tras haber superado una auténtica catástrofe sísmica el 5 de agosto en 1949, que la redujo a escombros.
El temblor acabó con buena parte del patrimonio ambateño, como su histórica catedral y provocó el fallecimiento de miles de personas.
Aunque suele coincidir con el feriado de Carnaval en Ecuador, en el que miles de turistas presencian los desfiles que se desarrollan en distintas partes, las autoridades de Ambato remarcan cada año que la suya no es una fiesta de carnaval y que los juegos propios de esa festividad pagana están «prohibidos», según una ordenanza municipal.
Entre las actividades previstas en los próximos días se cuentan el saludo protocolario de las delegaciones internacionales a las autoridades y la inauguración oficial del Festival Internacional del Folclor, el viernes, la bendición de las flores, las frutas y el pan en el atrio de la Catedral el sábado.
El domingo tiene lugar el principal desfile de carrozas adornadas con flores y la actuación de comparsas, además de una feria artesanal que este año se extenderá varios días, actuaciones de diferentes orquestas, entre otros eventos.
Este año la «triple F» (FFF), como se denomina a todo el evento, viene precedida de un fuerte respaldo tras haber sido declarada el mes pasado «referente cultural» y «patrimonio inmaterial» de la región andina.
En una ceremonia en la sede del Parlamento Andino en Quito en enero, el alcalde de la ciudad, Javier Altamirano, recibió el documento que acredita esa calificación por la «riqueza histórica, artística-linguística y arqueológica» de la fiesta.
Situada unos 150 kilómetros al sur de Quito, en la provincia de Tungurahua, el festival atrae todos los años a decenas de miles de personas, principalmente de Ecuador, pero poco a poco ha ido ganando también peso en los circuitos turísticos internacionales.
Hoy, el festival es uno de los más populares del país, y este reconocimiento como referente andino se espera que impulse su transnacionalidad.
La Alcaldía dedica 1,15 millones de dólares, un 45 por ciento de su presupuesto patrimonial, y la larga serie de eventos privados y públicos, hasta sesenta, convierten a Ambato durante los festejos en la capital folclórica de Ecuador, que incluyó la celebración en 2009 en la lista de patrimonio del Estado.
La pasada edición de 2019 el festivo generó unos ingresos estimados de una decena de millones de dólares, y en 2018 fue objeto de exposición en la feria de turismo de Madrid, FITUR. EFE