El cantante ecuatoriano Juan Sebastián López ha decidido echar mano de acordes y melodías para combatir el suicidio en su país donde, en lo que va del año, -dice- se han reportado catorce casos.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) mencionaba el año pasado que el suicidio era la «primera causa de muerte violenta» entre adolescentes en Ecuador.
Fundamentaba su preocupación en el registro oficial de defunciones, que reportó que en 2018 se suicidaron dos menores de entre 5 y 9 años, mientras que 85 casos se reportaron en el rango de 10 a 15 años, y 183, entre los 15 y 19 años.
LA MÚSICA COMO TERAPIA
«En mi provincia, Tungurahua, el índice de suicidio es el más alto del país. En lo que va del año, tenemos catorce», dijo a Efe el cantante de 26 años, antes de declararse desgarrado por la situación que está «latente».
Y por ello, decidió hacer de su arte una «causa» e involucrarse en una campaña que lleva a cabo el Ministerio de Salud Pública para tratar de frenar esa situación.
«En este lado (de los músicos) tenemos un privilegio: atención, una plataforma en la cual mucha gente nos puede escuchar», apuntó quien sostiene que la música es una «terapia» a través de la cual se puede hablar de «sentimientos puros, positivos, amor, bondad».
Todo comenzó con un vídeo colgado en redes sociales en el cual instaba a la gente a creer en sí misma, a no sentirse sola y animaba a pedir ayuda en los momentos difíciles.
Y surtió efecto. Al poco tiempo empezó a recibir mensajes y a derivarlos con expertos que podían canalizar profesionalmente las angustias.
«Muchos escribieron agradeciendo, mientras otros, renegando de la vida», comentó quien está consciente de que el asunto del suicidio es un tema «duro» y «difícil» de comprender pues la psicología humana es tan basta y compleja como los problemas que puedan surgir.
Las respuestas a su vídeo, le motivaron a capacitarse más en el asunto para manejar mensajes en otras plataformas, para que las personas sepan que no están solas, «que hay gente dispuesta a ayudarles», pero sobre todo, para poner en valor las capacidades individuales.
«Las redes sociales ahora se mueven muchísimo, estamos muy pendientes de las personas que escriben para derivar a un profesional o dar palabras de aliento de este lado», subrayó.
¿FALTA DE CONEXIÓN ESPIRITUAL?
Aunque el cantante abunda en la importancia de que la gente se sienta acompañada, también pone el acento en la necesidad de creer en cada uno y no afincarse en valores materiales, «que son muy efímeros».
Detecta una «falta de conexión espiritual» en la sociedad, con una globalización que, junto a lo positivo, también ha llegado con una invasión de campañas publicitarias que «nos hacen más materiales» y menos espirituales.
Una realidad -dice- que lo empujó a utilizar la música como instrumento para luchar contra el suicidio, con canciones con «buen contenido», que puedan escuchar «desde niños hasta abuelitos».
Llegó a la música casi por casualidad cuando a sus siete años le pidieron representar a su colegio en un concurso de canto y, ya profesionalmente, ofrece desde 2015 sus canciones en las que combina lo melodioso del pop urbano y lo bailable del reguetón, bajo el nombre de ParCevas.
«El fin nunca fue ser famoso, ni tener millones de vistas. Esto es un medio para llegar con el mensaje» que ahora es la lucha contra el suicidio, «pero estoy seguro que después cambiará el tema», comentó.
Vaticinó por ello, que el tiempo lo llevará a emprender campañas contra la violencia de género o por la defensa de la naturaleza, entre otros.
Y como considera que muchos jóvenes piensan «que no pasa nada», se muestra esperanzado de que al ver a «otro joven (como él) que está preocupado», creerán «que un cambio es posible». EFE