La cifra de fallecidos a causa de la COVID-19 en Brasil llegó este lunes a 159, con un aumento de 23 en relación a la víspera, en tanto que el número de casos asciende ya a 4.579, según datos divulgados por el Gobierno.
El número de pacientes aumentó en 323 durante las últimas 24 horas y, según consideró el Ministerio de Salud, tanto en relación a los casos como a los fallecidos existe una «curva creciente» que deberá mantenerse durante las próximas semanas, hasta llegar al llamado pico de la enfermedad.
El ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, dijo en una rueda de prensa junto a otros cuatro miembros del gabinete del mandatario Jair Bolsonaro celebrada en el Palacio presidencial de Planalto, que el Gobierno iniciará un nuevo modelo de coordinación «ampliado» de las acciones contra el coronavirus.
Uno de los objetivos de esa coordinación interministerial será garantizar que los materiales necesarios para enfrentar la pandemia lleguen a «todos los rincones» de un «país continental», que tiene unos 210 millones de habitantes, explicó Mandetta.
Ese material incluye respiradores, unidades de terapia intensiva y los testes necesarios para diagnosticar el coronavirus, que en muchas ciudades de Brasil aún son escasos para atender por completo la demanda generada por la pandemia.
Buena parte de ese material, según Mandetta, llegará desde China, lo que requerirá de «mucha agilidad» tanto en los trámites para las compras gubernamentales como en el transporte.
EL DESAFÍO DE BOLSONARO A LAS MEDIDAS RESTRICTIVAS
Mandetta le restó hierro a conjeturas tejidas por la prensa local sobre unas supuestas tensiones en su relación con Bolsonaro, quien constantemente ha desafiado las recomendaciones de su despacho y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en torno a los cuidados necesarios ante el coronavirus y la propia gravedad de la pandemia.
Bolsonaro, quien este domingo dio un paseo por Brasilia y saludó a decenas de personas, ha minimizado la pandemia, ha calificado al coronavirus de «gripecita» y hasta ha criticado las cuarentenas y otras medidas de prevención adoptadas por gobiernos regionales y municipales, que a su vez han tenido apoyo del Ministerio de Salud.
Según Mandetta, «el espíritu de todos es de intentar ayudar en una situación que es muy difícil. Todos estamos intentando hacer lo mejor para el pueblo brasileño y el presidente Bolsonaro también», sostuvo el ministro.
Sin embargo, indicó que «las tensiones son normales en una crisis de esta magnitud», en la que no se debe «olvidar que el foco está en el combate a un virus nuevo que derrumbó al sistema mundial» y ataca «la economía, la sociedad, las políticas sociales y las bolsas de valores».
Mandetta subrayó que, desde su despacho, se trabaja en la forma «más técnica» y «científicamente» para proteger la salud de toda la población, en tanto que otras áreas del Gobierno están volcadas a reducir el previsible impacto económico de la pandemia, que es una de las grandes preocupaciones de Bolsonaro. EFE