Antonia Abad apunta al plasma convaleciente para ayudar a contrarrestar el coronavirus

Dentro de su tesis analizará la “alteración del perfil lipídico como factor predictor de gravedad en pacientes ingresados con dengue en el Hospital General de Esmeraldas”. Por ello se trasladó hace tres semanas al norte del país para recoger las muestras de su estudio pero debido a la pandemia del coronavirus y el cierre de conexiones viales todavía permanece ahí.

Al observar el colapso del sistema de salud en algunos países por el COVID-19, se involucró con el grupo “Ecuador para la Vida” que cumple con dos objetivos. El primero de ellos es la construcción de respiradores artificiales, basado en un prototipo originario de España llamado OxyGEN de la empresa Española Protofy.xyz, que cuenta con la aprobación de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para su uso en hospitales durante el estado de alarma; de igual manera elaboran insumos médicos como protectores faciales. En proyecto está la construcción de túneles de descontaminación y campanas de protección para evitar que los microorganismos de las personas con coronavirus en proceso de recuperación salgan al exterior.

A cuenta personal, Antonia está analizando el tratamiento que utilizan las principales casas de salud de Ecuador para frenar el coronavirus y su estudio apunta a una recuperación con el plasma convaleciente.

Varios países han aportado con posibles fármacos específicos, pero todavía siguen en fase de estudio. Sin embargo, el 24 de febrero del presente año se propuso por primera vez la utilización del plasma convaleciente como posible tratamiento, el cual fue aprobado por la FDA (Food and Drug Administration) hace un par de días.

Según explicó Antonia, esta no es la primera pandemia causada por la familia del coronavirus que ha afectado a la humanidad. En el 2014 se reportaron brotes de ébola en varios países y se utilizó plasma convaleciente como parte del tratamiento; en 2015 este plasma fue parte del protocolo de tratamiento del MERS (Middle East Respiratory Syndrome); y sucesivamente en otras viremias. Como conclusión, el plasma convaleciente demostró efectividad en el tratamiento de todas las patologías antes ya mencionadas.

Para demostrar la eficacia del plasma convaleciente en el COVID-19, se realizó un estudio en Shenzhen, China, donde se seleccionó a pacientes de cumplan los siguientes criterios: 1) Prueba de PCR positiva (proteína C reactiva) para COVID-19, 2) Neumonía severa que haya progresado rápidamente y con una carga viral continua a pesar de tratamiento antiviral, 3) PaO2/FiO2 de < 300 (resultado de la presión de oxígeno en los alvéolos y la fracción de oxígeno inspirado) y 4) Que requieran o hayan requerido ventilación mecánica.

Pasando por estos filtros, el estudio se dio únicamente en cinco pacientes que tenían un rango de edad de 36 a 65 años, de los cuales tres fueron hombres y dos mujeres y todos requerían ventilación mecánica.

Así se procedió a la transfusión de plasma convaleciente. La muestra de plasma se obtuvo de pacientes que demostraron la recuperación por medio de la negatividad de la prueba de PCR y que no tengan signos y síntomas al menos en catorce días. Se dieron dos transfusiones de plasma convaleciente al grupo de estudio y se demostró que después de 12 días de la última transfusión disminuyó satisfactoriamente la temperatura, la puntuación del SOFA score (Sequential Organ Failure Assessment – controla el estado del paciente en Unidad de Cuidados Intensivos), PCR, procalcitonina y la carga viral; al mismo tiempo aumentó la PaO2/FiO2 y tres de los cinco pacientes fueron desentubados.

Viremias pasadas han demostrado efectividad con este tratamiento, por lo que se respalda el uso del plasma convaleciente para mejorar el cuadro clínico y así ayudar tanto a los pacientes como al sistema de salud, explica Antonia Abad.

Actualmente su estudio se encuentra en proceso de recopilación de información en Ecuador y augura que en las próximas tres semanas o un mes se tengan los resultados de análisis con plasma convaleciente, para contrarrestar la propagación del coronavirus.

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