18.000 personas reciben ayuda social en el Austro

María Rosa Cordero se levanta todas las mañanas y organiza junto con sus cinco hijos las cosas que quedan en casa para que no se gaste más allá de lo esencial, desde hace un mes no ha podido abrir su taller artesanal y hoy vive totalmente de la solidaridad de los demás.

Como ella, entre 15.000 y 18.000 personas en el Austro reciben raciones alimenticias y bonos de emergencia para tratar de solventar una crisis económica que, a más de enfermedad, deja pobreza.

Ruth Caldas, coordinadora zonal del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), indica que faltan manos para las entregas diarias de más de 100 kits alimenticios distribuidos por el Gobierno Nacional.

Desde el 17 de marzo el MIES ha entregado 30.000 kits de alimentos en el Austro, cifra a la que se se suma las ayudas de la Prefectura del Azuay, el Banco de Alimentos de la Municipalidad de Cuenca y las juntas parroquiales, pero pese al esfuerzo de todos, la ayuda se queda corta.

María Rosa se mantenía con la ayuda de sus dos hijos mayores, el uno carpintero y el otro empleado de una latonería, pero al día de hoy nadie en su casa tiene trabajo.

Su único ingreso es la venta ocasional de empanadas, tamales y humitas a sus contactos de redes sociales, un dinero que no representa ni el 20 % de lo que percibía en su taller antes de la emergencia sanitaria.

Expansión

Caldas indica que, si bien en un inicio la entrega de ayudas estaba focalizada en zonas de concentración de pobreza como Los Trigales Altos, Los Rosales o la ciudadela Jaime Roldós; de a poco los pedidos de ayuda se han dispersado por toda la ciudad. “Es un problema generalizado”, afirma.

Esto se debe a que, si bien el MIES atendía a la población vulnerable, hoy los comerciantes, artesanos y personas que perdieron su empleo en los últimos días se han sumado al grupo de ciudadanos que requieren ayuda humanitaria.

Es el caso del gremio de estilistas y cosmetólogas del Azuay, integrado por 75 personas de las que 45 requieren ayuda para poder alimentarse, esto ante los nulos ingresos que han recibido durante la cuarentena.

Una de las representantes del gremio, Jeannette Jiménez, explica que tiene compañeras que “ya llevan un mes sin poder producir un solo dólar”.

“Uno nunca pensó que podía llegar a necesitar este tipo de ayuda, pero esta crisis nos ha afectado muy duro”, afirma.

La situación es aún más crítica para quienes ya atravesaban por momentos difíciles antes de la emergencia sanitaria.
De esto sabe Fernando Bravo, un joven voluntario que apila los kits de asistencia alimentaria que consiguió del MIES para 200 pacientes con cáncer y sus familias.

“Tenemos padres de familia que fueron despedidos, niños que requieren tratamientos costosos y que están quedando sin comida”, expone.

Caldas indica que se hacen esfuerzos para sumar kits alimentarios a través de trueques, por ejemplo ayer se intercambiaron kits por panes con la Asociación de panificadores, y canastas por manzanas de agroproductores de Girón.

“La comida nos sirve para ampliar la ayuda y los kits se entregan a los socios más vulnerables del gremio, ellos no tienen dinero para hacer donaciones pero esta es su forma de sumar”, precisa la coordinadora.

La esperanza de todos es que la emergencia sanitaria se levante pronto para volver a producir.

“Esto solo va a pasar si cumplimos las normas impuestas por el COE”, recuerda Caldas, quien sostiene que la ayuda no faltará mientras la solidaridad siga estando presente en la población. (JMM)-(I)

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