OPINIÓN|
No terminaba el tremor de tierra en Manabí y Esmeraldas y escombros y polvo no llegaban a tocar tierra en su destrucción pavorosa y en medio de los gritos desesperados de enterrados vivos en los escombros del terremoto, que Mashi y Vidrio al frente de cientos de ladrones desalmados y ávidos de riqueza y sin importarles nada idearon un gran impuesto único para el pueblo que se debía pagar calculando de lo ganado en el último año y con la cantinela de que sería para ayudar a nuestros hermanos. Nadie protestó ante humanitaria causa y pagamos sin chistar. Cantidades inmensas de dinero y vituallas recibieron en ayuda humanitaria y las arcas de la reconstrucción las llenó solidariamente el mundo. Pero estos miserables se engulleron la riqueza dando espaldas a gente que 4 años luego, siguen viviendo en carpas con hospitales sin construir o inconclusos con médicos y salubristas atendiendo en tendales y fangales. Hoy la fiscal Salazar investiga robos clamorosos en medio del horror de la pandemia y nombra con epíteto suave de miserables a los que ven la forma de enriquecerse de nuestro sufrimiento. El pueblo confinado sin opción de protesta mira que el mismo combo que nos gobernó y gobierna hoy sin atinar forma de salir de esto, prepara nuevos impuestos al pueblo agonizante para sortear el momento económico que ellos mismos crearon durante más de una década y que hoy se agrava con el virus que nos mata. Entonces a la carga. Compran mascarillas y medicinas con sobreprecio que abruma y en la acción más antihumana y cruel, sin importar la elemental dignidad de cientos de anónimos fallecidos, adquieren fundas plásticas para cadáveres en cifras de féretros faraónicos. Que miserables mientras no ven siquiera la cantidad de recursos que se obtendrían si tiraran abajo más de 40 instituciones burocráticas absolutamente irrelevantes que según y claras denuncias existen tan solo para repartirse el dinero astutamente. Cargos bien remunerados y a manera de alegre pasantía regalados a hermanos y familiares de compinches anteriores y actuales, miserables con poder que continúan de asambleítas y la madre de actual mandamás disfruta en embajada sin saber de la misa a la media de protocolos y esto por solo nombrar algo. El momento va llegando. El hambre y la postración empujarán a drásticas medidas. ¿Será que la pena de muerte para ladrones del estado y de lesa humanidad se impone ya en Ecuador? Yo voto que ya es hora de ahorcar la corrupción. (O)