EDITORIAL|
El Protocolo de reapertura gradual de las actividades económicas en el cantón Cuenca, es un buen paso que acaba de darse en forma conjunta entre el Municipio y los directivos de las cámaras de la producción. En nuestro país y en todas partes, los procesos serios de reactivación económica pasan necesariamente por la aplicación de pruebas masivas para determinar el nivel contagio en la población y en la aplicación rígida de protocolos relativos al porcentaje de empleados y trabajadores que deben estar simultáneamente en las distintas empresas. Medidas diarias como tomar la temperatura del personal y dotar de trajes y medidas de protección, son otros tantos pasos que se han mostrado funcionan bien para prevenir el contagio, hasta que llegue la ansiada vacuna.
En el compromiso que acaban de firmar las Cámaras, se obligan a que las empresas participen en una estrategia masiva de aplicar pruebas a todos los trabajadores que deban reintegrarse a sus lugares de trabajo. Se fijan igualmente plazos para la aplicación de pruebas que, en su conjunto deberán aplicarse hasta en ciento veinte días. Diariamente antes del ingreso al trabajo se harán diagnósticos rápidos de síntomas del COVID-19, especialmente de temperatura. De esa manera se busca identificar ágilmente la presencia de casos que deban ser aislados para cortar la cadena de contagio.
El peligro de contagio, que es lo fundamental que hay que evitar en este momento y lo será por un buen tiempo, no es incompatible con la reactivación de la economía. Pueden y deben hacerse las dos cosas a base de protocolos concertados como en el caso que comentamos. La pérdida de más fuentes de trabajo es una tragedia que vendrá con más rigor si es que no se reactiva la producción. Por ello el compromiso que acaban de firmar el Alcalde de Cuenca y los dirigentes de las Cámaras es un buen paso que permite ver con mayor confianza el futuro de la urbe que debe volver a trabajar en forma ordenada.