Yo vi llorar…

OPINIÓN|

 

Yo vi llorar a mis cuatro hermanos juntos, nos recuerda un hombre libre y de buenas costumbres como lo fue Simón Bolívar en una primera etapa de su vida porque luego refunfuñó.

Y claro en la tarde de su muerte convoca a sus fantasmas, todos acuden a despedirlo o a recibirlo; ve rostros olvidados y máscaras, apunta fechas en su memoria y la misma le contradice mientras él ríe de lo irreal. Es este el momento en el que evoca cuando vio llorar a sus cuatro hermanos juntos, cuando ellos se enteraron de que tres de sus hermanos no habían actuado como tal frente a su hermano en desgracia.

He ahí lo irreal le comenta al oído a la insepulta de Paita. Le hace señas que vea a esos tres fantasmas que visten igualitos, hablan igualitos, pero cuando fue el momento oportuno de poner en práctica sus virtudes teologales se olvidaron del misalin que lo abren en el templo.

Los tres hermanos del relato en la agonía del soñador de la “Patria Grande”, de la utopía con el sable en mano, son los que deshonraron la palabra empeñada en su juramento y eso que no había herencia, recuerda ella, cuando las fiebres de la peste le habían borrado a Paita la memoria y ella emprendía el camino hacia el otro lado de la vida en donde el Caraqueño Americano le estaría esperando para construir por allá su propia utopía.

Y es que ver llorar a alguien desgarra porque el llanto es expresión humana y no se diga a su hermano que no necesita abrir la boca para pedir ayuda, sino es su condición fraternal la que le conmina a ello. Yo vi llorar a cuatro hermanos por la indolencia de tres y por el dolor de otro. Tiempos de conmemoración para refrescar la memoria, porque la fraternidad  no  está en el papel, sino se la vive. Un fragmento de la vida de Bolívar, traspapelado. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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