OPINIÓN|
La ciencia descubrió que los suelos están en relación directa con los seres vivos; como un recurso natural “NO” renovable dentro de nuestra escala del tiempo, tan solo la generación de 3 milímetros de nuevo suelo superficial requiere un siglo; y representa una fuente de producción de recursos alimenticios; es la red más amplia de purificación del agua y la recarga limpia de los acuíferos, y el hábitat donde proliferan millones de microrganismos que mantienen en funcionamiento los ciclos biogénicos, permitiendo la existencia de la vida; pues un gramo de suelo de cualquier lugar de la tierra alberga alrededor de millones de seres invisibles; y en su relación con el cambio climático, esta las plantas, que juegan un papel importante en la captura del CO2 atmosférico que lo almacena cerca del 20 % del carbono capturado en forma de materia orgánica; que sostiene la salud planetario y forman los hábitats.
Preservar el suelo en estado saludable o recuperarlo cuando se ha deteriorado, para obtener alimentos seguros y el disfrute de un entorno paisajista, que permite prevenir la degradación de los suelos, conservar la masa de agua subterránea y superficial y mantener en equilibrio, en la preservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático.
Los suelos están sometidos a presión, por incremento de la población, en la producción, ya que los suelos no saludables son susceptibles de sufrir enfermedades, que reducen el rendimiento entre un 20 y 30 % originando hambrunas, y flujos masivos de personas a zonas más productivas. El suelo está sometido a una enorme presión de producción, y se indica que será el sustento para alimentar a cerca de 10.000 millones de personas que estiman que poblará la Tierra en el año 2050. (O)