OPINIÓN|
El resultado es positivo cuando de las muestras tomadas, los análisis realizados, el estudio, observación y colocación de reactivos, se presenta una conclusión indicativa a que la enfermedad, patología o virus se encuentran en el organismo.
El examen implica de esta manera, el mecanismo formal y científico para identificar la afección o la causa de aquella. Hay exámenes que tienen resultados negativos también. Otros, cuyo error es notorio.
La corrupción también arroja resultados. Positivo a la infección. Positivo a la enfermedad. No se necesita indagar mayormente, tampoco se requieren reactivos, cultivo, observación o mayor estudio, pues, basta con una mínima tarea diligente para conocer y reconocer a los actores de la corrupción, sus acólitos y beneficiarios. No se requiere examen mayor. Los falsos negativos tampoco existen.
Hay crisis moral y ética en el país. Se abandonó el respeto al otro y lo ajeno. Los sagrados bienes públicos se han convertido en el botín de quienes se han desvivido por robar y hacer su vida quitando a otro o encontrando el porcentaje. El país está viviendo una suerte de una crisis institucional y moral. La económica y sanitaria hacen lo propio, pero se encontraron con el laberinto de otros virus que se han fortalecido en el Ecuador.
Cuando el resultado es tan claro y sin margen a equivocación, hay que buscar atacar -como sea- a la enfermedad del organismo. El Estado también requiere una restructuración profunda que suponga la erradicación de la corrupción. El sistema judicial es integral y no debe está a expensas de lo inmediato, la popularidad o complacencia social. Simplemente debe funcionar.
Entonces, cuando no hace falta ni el examen para conocer el resultado y saber que existe una enfermedad (corrupción), ¿para qué tanto show y nula efectividad? (O)