EDITORIAL|
De acuerdo a los estudios que se realizan desde hace varios años, la humanidad consume en forma irresponsable los recursos naturales que nos brinda el planeta. En un cálculo que gráfica esa realidad, habremos consumido en estos días finales de agosto todos los recursos que debían durar hasta el último día de diciembre. La presión que los seres humanos ejercen sobre el planeta, supera según esos cálculos, la capacidad que el planeta tiene de regenerarse. Para ilustrar su aseveración, los autores señalan que hace cincuenta años, el cupo se habría agotado el 29 de diciembre, marcando un equilibrio razonable. Hoy “el cupo” se llenó este pasado sábado 22 de agosto.
No se trata de simples lucubraciones ni de visiones pesimistas sobre la relación entre los seres humanos y la naturaleza. Es evidente que en los distintos lugares del mundo se rompe cada vez más fuertemente el equilibrio de la naturaleza por la acción destructiva del ser humano y sus ansias ilimitadas de consumo. Una sociedad cada día más consumista, se ha vuelto terriblemente depredadora y arrasa con todo lo que encuentra a su paso. El desperdicio de esos recursos es evidente en algunos países y supera con mucho a los esfuerzos de conservación que se realizan por parte de unos pocos.
La depredación inmisericorde de los recursos naturales es uno de los más graves peligros que pesan sobre la humanidad. Los bosques y la capa vegetal desaparecen en forma acelerada. En pocos años más el agua empezará a ser un recurso escaso. La contaminación crece aceleradamente y desde diferentes latitudes se reporta las condiciones cada día más adversas. Frenar esa explotación abusiva de los recursos naturales y educar a las nuevas generaciones en esa línea, es un imperativo del mundo actual. Todavía estamos a tiempo para recuperar ese equilibrio entre el ser humano y la naturaleza.