OPINIÓN /
Resulta a menudo que muchas personas que se encuentran en la etapa activa de labores diarias y en calidad de adultos jóvenes no se preparan y ni siquiera lo piensan, cuál será el proyecto de vida cuando llegue el momento de jubilarse, de retirarse, o simplemente, cuando aborden a esa etapa natural de pertenecer al grupo de los adultos mayores.
Poseer un proyecto de vida es fundamental acompañado de la siguiente reflexión: Cuando llegue a jubilarme, ¿Dónde voy a vivir? ¿De qué voy a vivir? ¿Con quién voy a compartir? ¿Y cuándo me enferme a donde voy a acudir?
En consecuencia, dicha preparación debería realizarse cuando atravesamos los cuarenta y cincuenta años de edad porque la vida pasa inexorablemente y de pronto enfrentarnos a la cruda realidad de que ha llegado la hora de retirarnos, de jubilarnos…
El problema se agrava cuando dicha persona no ha contado con preparación o cultura necesaria que le permita disfrutar de otras actividades además de su trabajo, de otras iniciativas que ocupen su tiempo libre, el disfrute de hobbies, sobre todo para aquellos indivi- duos que empiezan a llamarse “viejos”. Esto es particularmente importante porque en muchas personas genera conflictos, alteraciones psicológicas, inestabilidad emocional, sentimientos autodestructivos e incluso, en algunos determina como el fin, de su vida útil.
Con la jubilación suele llegar la ansiedad, la depresión, crisis de identidad, y en algunos países se ha observado que aumenta la tasa de suicidios. ¡Qué triste!, todo por no estar preparados o por desconocer los beneficios que supone disponer del tiempo a su antojo y poder realizar nuevas actividades o emprendimientos, disfrutar de una nueva e intere- sante etapa de la existencia humana.
La palabra jubilación proviene del latín jubilatio, jubilaeus, que significa, jubilo, regocijo, fiesta, ¡alegría!
En la época actual, una persona de sesenta o sesenta y cinco años de edad se encuentra por
completo capacitada para laborar si así lo desea; esto se observa sobre todo en personas mayores que poseen su propio negocio, empresa, una parcela para sembrar, etc, con plena capacidad para alcanzar nuevos derroteros, nuevos logros que quizá siempre deseaba cristalizar.
La legislación talvez debe modificarse si el consenso de los mayores es seguir trabajando, o si desean que se conserve la misma, pero con ventajas de ocupación y actividad para su tiempo libre.
La vida es hermosa y debemos amarla hasta el final e ir dejando los más grandes recuerdos en el paso por esta dimensión a los allegados, amigos, compañeros, comunidad en general, solo lo que apoyamos a construir queda, de lo contrario será infructuoso nuestro paso por esta vida. -(O)
Por Saúl Chalco Quezada /
Asociacion Academica Ecuatoriana de Literatura Moderna e Historia