El caos se tomó Narancay a finales de abril cuando comerciantes de la Feria Libre utilizaron este sector para sus ventas.
Los controles y la reapertura de El Arenal evacuaron la zona aledaña a la plataforma itinerante, pero el caos persiste.
Más de una veintena de puestos de comida y ropa, así como ventas ambulantes en el ingreso sur de la ciudad, han cambiado la que antes era una zona residencial, en un “mercadillo” como lo denominan los moradores del sector.
Fernanda Torres, vecina de Narancay, indica que si bien en la zona ya había negocios, estos estaban formalizados y se dedicaban a actividades necesarias en el barrio como papelerías, tiendas y ferreterías, “pero ahora es todo un desorden” comenta.
El caos es visible, carnes a la intemperie, casetas de comida preparada, puestos de ropa sin control y vendedores informales copan el sector del ingreso sur, un desorden alimentado por el creciente tráfico en la zona, indica el presidente del barrio, César Ramón.
La Intendencia de Policía y la Agencia de Regulación y Control Sanitario (ARCSA) han hecho operativos en la zona. El último se dio el 22 de agosto.
El intendente, Jorge Cabrera, informó que en dicho operativo se pidió que los puestos de venta de productos cárnicos y embutidos que almacenen sus productos respetando la cadena de frío.
También se fortaleció la aplicación de protocolos de bioseguridad y se verificó que los productos utilizados para desinfección sean adecuados.
Pero de acuerdo con Griselda Gutiérrez, moradora del sector, “los operativos son ese rato y después todo vuelve al desorden”.
Afirma que los puestos de comida han atraído plagas de moscas y roedores a la zona, algo que asegura “antes no se veía”.
Acota que el tránsito se ha vuelto aún más caótico y que temen que su barrio se convierta en un sitio inseguro.
La preocupación gira también en torno al posible riesgo de contagios de coronavirus a causa del incremento de puestos informales.
En el último mes, de acuerdo con el reporte del ECU-911, se han registrado 48 alteraciones al orden público de las que 33 han sido por la presencia de libadores, 26 alertas de aglomeraciones, 6 por desacato al toque de queda, 2 personas han roto el cerco epidemiológico, y 2 han fallecido con sospecha de COVID.
Si bien desde la dirección de Control Urbano se informa que se hacen controles permanentes, el último de ellos a fines de julio, la concejala Marisol Peñaloza, quien es parte de la Comisión de Servicios Públicos, afirma que no han recibido reportes de los resultados de estos operativos.
“Esta semana vamos a solicitar nuevamente que se dé un informe de cómo está la situación en Narancay, desde el inicio de la emergencia sanitaria recibimos solo un reporte y es necesario actuar en la zona de manera integral” afirma la edil. (JMM) (I)