OPINIÓN|
Una sorpresa constituyó la decisión del artista y ex Ministro de Cultura del actual Régimen, Juan Fernando Velasco, de candidatizarse a la Presidencia de la República, sumando así su nombre a la de una serie de personajes de la farándula en sus más diversas manifestaciones, que se han postulado para dignidades de elección popular.
Aparte de que el cantante ecuatoriano en mención, ha logrado un reconocido sitial con sus interpretaciones musicales, sobre todo su actualización del Pasillo ecuatoriano de cara a las nuevas generaciones, su paso por el Ministerio de Cultura ha sido poco menos que discreto, ya que parece una “maldición” que prácticamente ninguno de los personajes que han pasado por esa cartera, sean de las Ciencias Sociales, la Literatura, las Artes o la Música, hayan logrado consolidar aquel ministerio, que durante la pasada administración, creció exponencialmente en burocracia y gasto corriente, pero que en los años que lleva de vida no ha servido para los fines por los que fue teóricamente creado, es decir fortalecer las manifestaciones del Arte y la Cultura en el país.
Escritores, músicos, teatreros, artistas audiovisuales, cineastas, gestores y actores culturales en general, en su inmensa mayoría son una especie de trabajadores autónomos que tienen que batirse denodadamente sin ayuda, salvo contadas excepciones, del Ministerio de Cultura y otros organismos públicos destinados a ellos.
Es dramática la penuria de estos trabajadores de la Cultura, que a más de sembrar su arte, experiencia y conocimientos en un terreno escasamente abonado para las manifestaciones culturales en el Ecuador, tienen que dedicarse prácticamente a mendigar apoyos, sean del sector público o la empresa privada, tarea frustrante que debilita sus energías creativas, ya que les obliga a invertir la mayor parte de su tiempo en buscar aportes para la publicación de libros, funciones teatrales, exposiciones artísticas, interpretaciones musicales, etc.
Si Juan Fernando Velasco tuviese éxito en llegar a la Presidencia de la República, lo primero que debería hacer es suprimir un ministerio que no funciona, como es el de Cultura y Patrimonio, e invertir esos recursos directamente para quienes los necesitan y no a ninguna burocracia cultural. (O)
