Considero que, para quienes compartimos Fe e Iglesia, debe ser una vivencia muy emocionante una entrevista con el Santo Padre en el Vaticano, pero congregar en su torno, a cada uno de los miembros de la familia Vicepresidencial, desde todo punto de vista es un exceso, resulta inapropiado.
Si el objetivo de la visita al Santo Padre y a distintos países de Europa era de corte oficial, la Señora Muñoz no podía subir al avión a cinco personas de su familia para hacer esa visita a la autoridad del Estado Vaticano y adicionalmente, hacer turismo en los países visitados, en razón de una misión específica.
Ella debió limitarse a entablar los contactos establecidos que direccionen a la autoridad en su agenda oficial. Difícil es pensar que en Europa se movilice una familia entera, para acompañar a la Vicepresidenta, en su programa establecido con anterioridad. Es el momento de respetar esa misión oficial y lo que ello conlleva. Resulta forzado pensar que cinco personas se puedan trasladar en un mismo vehículo y hospedarse en una sola habitación. El respeto a la gestión encomendada a una autoridad de tan elevado nivel, exige absolutamente, que se establezca distancias, entre un viaje oficial y un viaje familiar. (O)