La capital ecuatoriana, Quito, cierra el 2020 con perspectivas de una rápida recuperación para el año que viene y planes destinados a devolver el turismo a la ciudad, uno de sus mayores motores productivos y que ha sufrido una fuerte caída debido a la pandemia.
Afrontar la crítica situación en el sector turístico llevó estos últimos meses al Municipio a desplegar toda una serie de acciones para encarar el trance como una oportunidad de renovación, de construcción de una mejor ciudad, empática y solidaria.
«Confiamos mucho en la resiliencia del turismo», dijo a Efe el gerente técnico de Quito Turismo, Patricio Velásquez, esperanzado en los efectos positivos de las vacunaciones que han comenzado en otras latitudes y que, en Ecuador, se esperan para principios de 2021.
Plan emergente de recuperación
Ante esta perspectiva, el Municipio ha lanzado en los últimos meses una intensa campaña en protocolos de bioseguridad, capacitaciones focalizadas, reestructuración de mercados prioritarios, usos de nuevas tecnologías y tendencias, con el fin de mejorar la articulación empresarial, seguridad turística y calidad.
Porque mientras las autoridades de salud le toman el pulso a la covid-19, las turísticas perfilan planes para la era post pandemia, con proyectos para la reactivación del Centro Histórico y nuevos paquetes turísticos inspirados en nuevas experiencias.
«El turismo siempre ha demostrado ser una actividad que se recupera rápidamente cuando las condiciones van mejorando», agregó Velásquez, quien recordó que las vacunaciones han comenzado precisamente en países que son emisores de turistas para Ecuador.
Y espera que la recuperación sea más rápida que las proyecciones internacionales iniciales, hechas antes de iniciarse los procesos de vacunación.
En ese sentido, el Municipio de Quito, la ciudad con más casos de covid al momento en Ecuador, trabaja desde julio en un «plan emergente» para la recuperación del sector en el que se han identificado nuevas estrategias a corto y mediano plazo.
Priorización de mercados
El primer objetivo fue encontrar los «mercados más accesibles» con una reestructuración que apostó por el turismo interno: nacional e incluso municipal.
Es decir, que si al inicio de la pandemia Quito se sumó al confinamiento propiciando que la urbe entrase en los hogares a través de internet con la campaña «Tu historia comienza en Casa», poco a poco ha ido reactivándose.
Iniciativas locales como «Quito se está recargando», «Tu verano comienza en Quito», «Camino de los Andes» o «Escapadas quiteñas», se han sumado a la nueva tendencia del turismo al aire libre -por las garantías sanitarias que ofrece-, reforzando la mirada en la ruralidad con una combinación de cultura, tradición, riqueza gastronómica y atractivos naturales por los que la ciudad seguirá apostando.
«La priorización se da por escalas: primero al mercado local, nacional y regional; (y luego) mercado internacional, primero hacia el mismo continente americano (EEUU y Canadá) y finalmente a países en el continente europeo», apuntó el ejecutivo.
En la proyección internacional, entró recientemente en juego un nuevo vector estratégico que es el de presentarse en conjunto con otros ocho destinos de Latinoamérica, en una iniciativa sin precedentes en el continente titulada «Vive ciudad latina».
Más a largo plazo, a nivel de infraestructuras, el Municipio planea crear un portafolio de proyectos de inversión de Casas Patrimoniales y promocionarlo con miras a que Quito siga encajando en la canción que la define como «un edén de maravillas, poblado de mil versos y canciones».
Millonarias pérdidas
Toda esta planificación arranca después de nueve meses que han sido catastróficos para el turismo mundial, y que a la capital ecuatoriana le ha supuesto pérdidas de «unos 700 millones de dólares, entre las diferentes actividades turísticas», según Velásquez.
«Calculamos que este año vamos a terminar con la llegada de aproximadamente 180.000 turistas extranjeros. Eso muestra lo dramático de la situación», explicó.
Una situación sin precedentes que supone una caída de más del 70% con respecto a las llegadas internacionales en 2018 (692.000) y 2019 (684.000).
Y en un año que, a juzgar por los resultados de enero y febrero, 57.800 y 55.000 llegadas respectivamente, mejores que en el bienio anterior, prometía de todo menos acabar en números rojos.
En marzo, los números cayeron a 22.206, pero fue a partir de abril cuando la situación se tornó crítica: 379.
En junio, con la terminación del confinamiento, se inició una tímida recuperación y para noviembre las llegadas ya superaban los 11.500 mensuales, aún lejos de las cifras prepandemia.
Con un casco histórico declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1978 y de los mejores conservados de Sudamérica, Quito espera ahora que las vacunas pongan fin a este año nefasto, y que sus estrechas y empedradas callejuelas, otrora escenario de tanta historia colonial y nacional, vuelvan a llenarse de visitantes extranjeros. EFE