¿Qué somos, una fecha de nacimiento, un sujeto al enigma del tiempo, “una gota más en el río de Heráclito”, un caudal de días y de noches, de alegrías y pesares, un conjugar de los verbos “ser” y “existir” en todos sus tiempos presente, futuro, pasado, hasta llegar a la vejez y lindar con la muerte?
Conjugar y pensar en la inquietud anterior es difícil porque al mismo tiempo somos y no somos lo que pensamos o sentimos y lo que proyectamos a los demás, las dimensiones del desenvolvimiento humano son múltiples y se vinculan con la realidad histórica, social y biológica que para cada ser es distinta.
En este reto de identidad el ser humano es una realidad potente y desafiante, una entidad donde la libertad, la razón y el pensamiento vencen su corporalidad temporal capaz de hacer caminos y dejar huellas a su paso.
El ser humano, libre, inteligente y digno, poseedor del sentido de lo bueno y de lo malo, tiene el bello don de los conceptos y la palabra que permite comunicar lo que ama, lo que cree y lo que siente; ante el flujo real de vida y de muerte. (O)
