En Colombia (1,67 millones de casos y casi 45.000 muertes), los habitantes de tres de las localidades más grandes de Bogotá tendrán que cumplir desde el martes y hasta el 18 de enero una cuarentena que afectará a 2,5 de los 7,5 millones de habitantes de la capital, que vive la segunda ola de la pandemia, con una ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) del 77,7 %, según las autoridades.
Este confinamiento estricto es similar al que ya se vivió de forma escalonada en Bogotá entre marzo y agosto pasados e incluye restricción de la movilidad y prohibición total de actividades entre las 8 de la noche y las 5 de la mañana y el cierre de todos los comercios no esenciales.
A esto se suma el retorno de la exigencia de la prueba PCR con resultado negativo a quienes entren a Colombia, aunque “quienes lleguen al país sin ella, podrán practicársela y guardar aislamiento hasta conocer el resultado”, según el viceministro de Salud, Luis Alexander Moscoso.
MÁS MEDIDAS DE CIERRE
Desde este mismo lunes también rige una nueva cuarentena en las provincias de Panamá, donde está la capital, y en Panamá Oeste, las zonas más pobladas y más afectadas por la pandemia, que presenta un vertiginoso repunte.
Las restricciones, aunque menos severas que las vividas en todo el país el fin de semana y en Navidad y que se aplicarán hasta el 14 de enero, incluyen la movilidad por género y número de identidad, con la jornada laboral suspendida, y solo podrán circular, con salvoconducto, los trabajadores de sectores esenciales.
Panamá, con 253.736 casos, 4.140 muertes, es el país centroamericano con más contagios y presenta desde hace dos meses cifras récord de nuevos contagios y decesos.
Mientras, los venezolanos acataron este día a medias la nueva orden de “cuarentena radical” para frenar los contagios, luego del ligero incremento de casos que se reportó durante diciembre.
Las restricciones se aplican en un sistema que el Gobierno denomina “7+7” y que combina una semana de cierre con otra de permisos para actividades puntuales, esquema que se usó entre el 1 de junio y el 30 de noviembre de 2020 para dar paso a una flexibilización por las fiestas decembrinas.
RESTRICCIONES A VIAJEROS
Perú aplica desde esta jornada una cuarentena de 14 días para quienes ingresen al país, lo que se suma a la obligatoriedad de presentar una PCR negativa con una antigüedad de máximo 72 horas.
Una decisión tomada ante el rápido rebrote del coronavirus, cuya segunda ola ya llegó en regiones como Lambayeque y Piura, donde las UCI están colapsadas, según el decano del Colegio Médico del Perú, Miguel Palacios Celi.
En este país, con más de un millón de casos y 37.830 decesos, el escenario será “peor” a finales de enero, como consecuencia de las celebraciones de fin de año, agregó Celi.
Algo similar pasa en Chile, donde tras un segundo caso de la nueva cepa británica de la covid-19 las autoridades anunciaron que quienes entren al país a partir del próximo jueves deberán portar una PCR negativa.
La nueva medida se da en medio de un aumento de la tasa de positividad al 9,61 %, la cifra más alta desde julio.
“Los contagios han aumentado en 7 días un 32 %, esto nos debe llamar la atención y preocuparnos mucho a todos los ciudadanos”, aseveró el ministro de Salud, Enrique Paris.
EL VERANO, RIVAL DEL AUTOCUIDADO
Al contrario, los uruguayos están a la espera de que el próximo domingo terminen algunas restricciones establecidas el pasado 16 de diciembre, como el cierre de fronteras o la prohibición de espectáculos públicos, a la espera de un anuncio oficial sobre la compra de vacunas.
Días atrás el epidemiólogo Julio Medina dijo en Twitter que el país tardó “277 días en llegar a los 10.000 casos de #SARSCoV2 y sólo 19 días en sumar los otros 10.000”, lo que genera preocupación tras las celebraciones navideñas y en medio del verano austral.
La coyuntura veraniega en el sur del continente también está llevando a buena parte de la población argentina a desatender las medidas sanitarias, con fiestas clandestinas y playas llenas, como el fin de semana cuando se conocieron imágenes de una aglomeración de jóvenes, sin distanciamiento alguno ni mascarillas, en una playa de Pinamar, que tuvo que ser dispersada por la Policía.
El presidente Alberto Fernández insiste en que el “problema persiste” a pesar de que ya se comenzó a vacunar a la población desde el pasado martes al personal sanitario, con las primeras 300.000 dosis recibidas de la vacuna rusa Sputnik-V.
PENDIENTES DE LA VACUNACIÓN
El tema de las vacunas sigue siendo crucial desde la aplicación días atrás de las primeras dosis en naciones como Costa Rica, Chile y México, país que ocupa el primer lugar en América Latina y el decimotercero mundial en el proceso de inmunización con casi 40.000 dosis aplicadas hasta ahora, como informó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
A las 53.625 dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech recibidas se sumarán otras 50.000 que llegarán el martes, la primera de varias entregas que este mes permitirán acceder a 1,4 millones de unidades para vacunar a todo el personal sanitario.
Por su parte, clínicas privadas de Brasil negocian con India la compra de 5 millones de dosis de la vacuna de Bharat Biotech; entretanto, el Gobierno nacional confía en comenzar a vacunar en el sistema público de salud entre el 20 de enero y el 10 de febrero.
Así, el proceso de vacunación sigue adelante y mientras Sandra Lindsay, una enfermera de Nueva York que fue la primera persona vacunada en EE.UU., recibió la segunda dosis, los laboratorios siguen trabajando, como el estadounidense Moderna, que anunció que espera producir durante 2021 al menos 600 millones de dosis, 100 millones más de lo previsto.
Sin embargo, la pandemia continua imparable en América tras casi 900.000 muertes y 36 millones de contagios, como lo demuestran Cuba, que marcó un nuevo máximo diario de positivos, con 316, y Nueva York, que confirmó el primer caso de la nueva cepa británica del coronavirus. EFE