La ONU presionó este jueves a Estados Unidos para que dé marcha atrás a sus planes de designar al movimiento hutí de Yemen como una organización terrorista, alertando de que la decisión puede desencadenar una hambruna en el país y complicar aún más el fin de la guerra.
La medida, anunciada el pasado domingo por el Departamento de Estado, ha sido criticada por numerosos actores internacionales, incluidos entre otros la Unión Europea (UE) y Rusia, que consideran que será contraproducente en los esfuerzos diplomáticos, pero también por las organizaciones humanitarias que trabajan en Yemen por los efectos que puede tener en la población civil.
Naciones Unidas, que ya había advertido de las posibles consecuencias negativas, llamó este jueves a Washington a dar marcha atrás cuanto antes durante una reunión del Consejo de Seguridad.
Así lo señaló el enviado de la organización para el conflicto, Martin Griffiths, que avisó de que las sanciones dificultarán sus intentos para lograr un acuerdo de paz entre los hutíes y el Gobierno de Yemen y sus aliados.
Además, Griffiths subrayó que la decisión “contribuiría a la hambruna en Yemen y, por tanto, debería ser revocada por criterios humanitarios”.
En ese sentido, el jefe humanitario de la ONU, Mark Lowcock, detalló cómo la declaración de los hutíes como grupo terrorista llevaría a muchas entidades a frenar las importaciones de alimentos a Yemen por miedo a sanciones estadounidenses.
Washington ha reconocido que le preocupa el impacto que pueda verse en la situación humanitaria en Yemen, por lo que ha subrayado su intención de adoptar medidas para aliviar sus consecuencias en colaboración con organizaciones internacionales y no gubernamentales.
La ONU, sin embargo, insiste en que habrá un efecto negativo muy importante incluso con ellas y que las organizaciones humanitarias no tendrán capacidad para compensar la caída de las importaciones comerciales.
El jefe del Programa Mundial de Alimentos, el estadounidense David Beasley, también alertó de que la decisión de Washington puede disparar el hambre y acelerar una posible hambruna de la que viene alertando desde hace meses.
Beasley aseguró que las medidas contra los hutíes, que controlan buena parte del país, pueden ser una sentencia de muerte para cientos de miles o incluso millones de yemeníes.
Yemen importa casi la totalidad de sus alimentos y ya es escenario de la mayor crisis humanitaria del mundo, según Naciones Unidas.
La decisión de la Administración de Donald Trump entraría en vigor el 19 de enero, un día antes de que asuma la Presidencia Joe Biden, cuyo Gobierno puede anular la medida.
La guerra en Yemen estalló a finales de 2014, cuando los rebeldes hutíes conquistaron amplias zonas del oeste y el norte del país, incluida su capital, lo que se agravó con la intervención de una coalición de varios países árabes, encabezada por Arabia Saudí, en apoyo del Gobierno reconocido internacionalmente.
Los hutíes cuentan con el respaldo de Irán, el gran enemigo de Estados Unidos en la región del Golfo y que es objeto de duras sanciones por parte de Washington. EFE