De acuerdo a datos proporcionados por la Red de Nutrición Infantil (REDNI), Ecuador es el segundo país en Latinoamérica que registra mayor prevalencia de Desnutrición Crónica Infantil (DCI). Este hecho se sustenta en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición realizada en 2018, que establece que Ecuador no ha podido reducir la DCI en niños menores de 2 años durante los últimos 15 años. La investigación concluyó que un 27.2% de niños menores de 2 años padecen este mal, y el índice de DCI habría incrementado un 3% más desde 2014.
Aunque la problemática se extiende en todo el territorio y está presente en todos los quintiles económicos, se estima que su prevalencia es mayor en las poblaciones indígenas y sectores pobres, donde la tasa de DCI es de 38.98%, es decir, 4 de cada 10 niños.
Motivados por buscar soluciones respecto a esta enfermedad en el Ecuador, el sector empresarial ha implementado la ‘Red de Nutrición Infantil’ (REDNI), que es una iniciativa que busca cumplir con los objetivos del programa de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas “Hambre Cero”, para reducir la prevalencia de la DCI en niños menores de 2 años.
Según indicó Sébastien Paque, director ejecutivo de REDNI, en las provincias de Chimborazo, Tungurahua y Santa Elena, las tasas de DCI son más altas, dado que el nivel de prevalencia es de 4 de cada 10 niños menores de dos años. Mientras que en provincias como Pichincha, Guayas y Manabí, se registran tasas más bajas.
“Nuestro objetivo es contribuir, articulando con los diferentes sectores involucrados para que esta tasa sea de 1 de cada 10 niños en 2030 (…) la cara visible para la DCI es un retraso en la talla para la edad”, señaló Paque.
Más allá de la manifestación física del retraso en la talla para la edad, los niños diagnosticados con DCI, tienen mayor riesgo de sufrir otras enfermedades, de tener dificultades para el aprendizaje, de no desarrollar plenamente su capacidad intelectual y sus aptitudes sociales, y además, la DCI está relacionada con una mayor mortalidad.
“Las consecuencias van mucho más allá del retraso de talla. Los niños que son diagnosticados con DCI entre la gestación y los dos años de vida, tienen más probabilidades de morir, o pueden sufrir enfermedades y tener dificultades de aprendizaje después. Su rendimiento en la escuela y en el colegio también podría ser deficiente, lo que podría llevarlos a abandonar su escolaridad prematuramente o a tardar más años de lo normal en completar un ciclo. De adulto, tendrían más probabilidades de sufrir de enfermedades crónicas, así como de desempeñar un trabajo no calificado o de no encontrar trabajo; y por lo tanto, de tener ingresos bajos”, explica Paque.
La DCI es una problemática multicausal, que resulta de dietas alimenticias inadecuadas, de la falta de acceso a servicios de salud, de prácticas inapropiadas de cuidado, y de entornos insalubres. A pesar de que la alimentación es un factor importante, también serían necesarios otros aspectos para prevenir esta enfermedad.
“La lactancia debe ser exclusiva desde el nacimiento hasta los seis meses, y después debe prolongarse hasta los dos años. También son necesarios los controles de salud, de embarazo. Tomar suplementos como hierro y ácido fólico durante el embarazo puede prevenir también la anemia”, sostuvo Paque.
¿Cómo reducir la DCI?
El objetivo de REDNI es juntar a los empresarios como miembros activos de la sociedad, que quieran movilizarse e involucrarse en la red de actores que contribuyen a combatir la Desnutrición Crónica Infantil (DCI). Las capacidades de innovación y creación, son claves para abordar este desafío sistémico en colaboración con la sociedad civil, la academia, las agencias de Naciones Unidas, los multilaterales y en cooperación con el sector público.
REDNI pretende prevenir la DCI y reducir su prevalencia del 27% al 10% al 2030 en niños y niñas menores a 2 años. Para lograr este objetivo, plantea tres líneas de acción: incidir sobre la política pública y velar por su oportuna y eficiente ejecución; posicionar en la sociedad ecuatoriana la nutrición infantil como una prioridad, así como desarrollar e implementar estrategias de comunicación para el cambio social y de comportamientos; y por último, promover el desarrollo de actividades de acción social en territorio, promoviendo buenas prácticas relacionadas con la seguridad alimentaria y nutricional.
Adicionalmente, las familias deben considerar claves como: mantener una alimentación saludable y diversificada durante el embarazo; la lactancia materna debe ser exclusiva hasta los seis meses de edad; efectuar controles continuos de salud a los menores; tener buenas prácticas de higiene y saneamiento.
Consecuencias de la DCI
Las acciones planteadas por REDNI, proponen un reforzamiento del círculo de la pobreza y obliga al país a tener programas de apoyo escolar, mayor gasto en salud y programas asistenciales para apoyar a futuros adultos pobres y a sus familias.
Según datos del Programa Mundial de Alimentos, la DCI genera un costo total de 2.600 millones de dólares al año, estimando los efectos y costos en salud, en educación y las pérdidas de productividad. La DCI es uno de los problemas de salud pública de mayor dimensión pero invisible.
Para combatir a esta problemática, se requiere diseñar e implementar estrategias de comunicación para el cambio social y de comportamientos relacionados con la nutrición, así como fortalecer las capacidades de los funcionarios públicos.
“Tenemos proyectos de acción territorial, con las comunidades o barrios. Ahí tenemos un plan piloto en la zona de Bucay. Queremos visibilizar a la Nutrición Infantil como una prioridad para los ecuatorianos (…) Invertir en nutrición es invertir en el capital humano del país y en su desarrollo futuro. Se estima que, por cada dólar invertido en programas de desarrollo de la primera infancia se recuperan 17 dólares”, puntualizó Paque. (I)